El método de historia del arte como historia del artista resulta particularmente útil en el análisis de la obra de la pintora mexicana Frida Kahlo, ya que a consideración personal, sus vivencias marcaron fuertemente su temática, más que cualquier otro aspecto, que bien pudo haber sido el sociológico por su relación con Diego Rivera.
Existe una tendencia a retratar temas de tinte político, relacionados en su mayoría con el comunismo europeo; también realiza crítica social con un humor corrosivo, sarcástico pero si comparamos el volumen de obras con este tema, con las obras donde el tema es ella misma sabremos donde se centraba su interés. Esto no implica que estuviese poco comprometida con su posición política, sino que en su afán de sublimar el dolor el tema más recurrente fue ella misma.
Por ello, no hay que dejar de lado o restarle importancia al contenido sociológico que pudieran implicar los autorretratos, ya que aunque la mayoría de las veces utiliza símbolos de carácter prehispánico (no objetos de su tiempo) nos habla de sus raíces culturales, y hacen que las obras se vuelvan anacrónicas, bien pertenecen a su tiempo, bien pertenecen a la cosmovisión prehispánica y después lo contrasta con la ironía y la crítica que hace de los tópicos y maneras preferidos por Rivera.
Quizá sus pinturas resulten egocéntricas al primer contacto con ellas, por el merchandising que se ha hecho en los últimos años, la sobre-explotación y hasta la prostitución de este personaje, a través del morbo (lo cual saben explotar los comerciantes). Es por ello necesario acceder a una segunda interpretación de las pinturas, a nivel iconográfico, dentro del contexto y la herencia cultural que poseía. Ahí es cuando realmente nos damos cuenta de que no simplemente era pintarse a sí misma con un perico, un perro o un mono, sino que a través de estos elementos simbólicos nos proporciona la llave para acceder a su mundo personal, para desvelar la metáfora que construyó con pinceladas.
Y la lectura realmente resulta sencilla, ya que una misma idea o mensaje son reforzados por varios símbolos (con significados similares o relacionados) en una misma pintura, como se verá más adelante.
El 6 de julio de 1907 nace Frida Kahlo en Coyoacán un pueblo de la periferia de la ciudad de México, es la tercera hija de la mexicana Matilde Calderón y del alemán Wilhelm Kahlo.
A la edad de seis años enferma de poliomielitis, y como secuela, el pie derecho le queda ligeramente deformado; asiste a la escuela primaria al Colegio Alemán de México.
Corre el año de 1922 y Frida ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria para prepararse para la carrera de medicina. De los 2000 alumnos de la Escuela, sólo 35 son mujeres. Frida observa a Diego Rivera llena de admiración mientras éste pinta el mural La creación.
El día 17 de septiembre de 1925 sufre un grave accidente de tráfico al chocar un tren con el autobús que la llevaba, junto con su amigo Alejandro Gómez Arias, de la escuela a casa. Pasa un mes en el hospital de la Cruz Roja, donde inicia su afición por la pintura. Anteriormente ya había tomado algunas clases de dibujo con el grafista publicitario Fernando Fernández, cuyo estudio se encontraba muy cerca de la escuela de Kahlo.
En 1928 se hace miembro del Partido Comunista de México (PCM), donde se encuentra de nuevo con Rivera. Se enamoran. El pintor la retrata en el fresco Balada de la Revolución, que pinta en el Ministerio de Cultura, con una blusa roja y estrella en el pecho, repartiendo armas para la lucha revolucionaria.
El 21 de agosto del siguiente año contraen matrimonio Frida Kahlo y Diego Rivera. La pareja se instala al principio en el centro de la ciudad de México, y, a continuación, se traslada a Cuernavaca, donde Rivera realiza un encargo. Kahlo abandona el Partido Comunista cuando Rivera es expulsado.
A principios de 1930 Frida sufre su primer aborto provocado, a causa de la “desfavorable presentación de la extremidad pélvica”. Rivera obtiene encargos en Estados Unidos, y la pareja se traslada en noviembre a San Francisco.
En 1931 Kahlo conoce al Dr. Eloesser, en quien deposita toda su confianza. El Dr. Eloesser será el consejero médico de la artista hasta su muerte. Aumentan los dolores y la deformación de la pierna derecha. La pareja regresa en julio a México por poco tiempo.
En abril de 1932 el matrimonio se traslada en abril a Detroit, donde Rivera habrá de realizar un nuevo trabajo. Después de tres meses y medio de embarazo, el 4 de julio Frida sufre su segundo aborto, en el Henry Ford Hospital. El 15 de septiembre muere su madre en una operación de la vesícula biliar.
La pareja se traslada a Nueva York el año siguiente, Rivera pinta un mural en el Rockefeller Center. A finales del año regresan a México y compran una casa en San Ángel.
A causa de “infantilismo en los ovarios”, Frida debe interrumpir un nuevo embarazo de tres meses. Es 1934 cuando es operada por vez primera del pie derecho, del que le son amputados varios dedos. Surge una historia entre su hermana Cristina y Diego Rivera.
En 1935 Frida abandona la casa de San Ángel y se instala por varios meses en un lugar propio. Conoce al escultor Isamu Noguchi, con quien vive una aventura amorosa. Viaja a Nueva York con algunas amigas.
De vuelta en la casa de San Ángel, en 1936 es operada por tercera vez del pie derecho. Se enrola en un comité de solidaridad con los republicanos a su disposición.
El año siguiente recibe a León Trotsky y a Natalia Sedova en su “Casa Azul” en Coyoacán el día 9 de enero.
En 1938 André Bretón y Jacqueline Lamba vienen en abril a México para encontrarse con Trotsky. Viven encasa d Guadalupe Marín, la anterior mujer de Diego Rivera, y conocen a la pareja Kahlo–Rivera. En octubre/noviembre tiene lugar, con gran éxito, la primera exposición individual de la artista en la galería de Julien Levy, en Nueva York. Inicia una relación amorosa con el fotógrafo Nicolás Murray.
Viaja a París, donde expone, en marzo, sus trabajo en la galería Renou & Colle. Conoce a los pintores surrealistas. A su vuelta a México se instala en la casa paterna de Coyoacán. A finales de 1939 se divorcian Frida Kahlo y Diego Rivera.
En septiembre de 1940 viaja a San Francisco para ponerse en manos del Dr. Eloesser. Allí se vuelve a casar con Rivera el 8 de Diciembre.
El 14 de abril de 1941 muere Wilhelm Kahlo de un ataque cardíaco. A partir de entonces, la pareja Kahlo–Rivera vivirá en Coyoacán, en la “Casa Azul”, y Diego Rivera continúa usando la casa de San Ángel como estudio.
En 1942 Frida comienza a escribir su diario. Es elegida miembro del Seminario de Cultura Mexicana.
Al año siguiente obtiene un puesto docente en la Escuela de Arte “La Esmeralda”. Su mal estado de salud, la obliga, ya a los pocos meses, a dar clases en su casa de Coyoacán.
Con su cuadro Moisés obtiene el premio nacional de pintura, otorgado por el Ministerio de Cultura en el año de 1946. Es operada de la columna vertebral en Nueva York.
En 1948 se adhiere de nuevo al Partido Comunista de México (PCM). Dos años después es operada siete veces de la columna vertebral y pasa nueve meses en el hospital.
Tras darse de baja en el hospital en 1951, se ve obligada a desplazarse en silla de ruedas. A partir de ese entonces tendrá que tomar anabólicos continuamente.
En 1952 participa recogiendo firmas en apoyo al Movimiento Pacifista. Diego Rivera la pinta en esta tarea en su mural La pesadilla de la guerra y el sueño de la paz.
Lola Álvarez Bravo organiza en su galería la primera exposición individual de la obra de Frida Kahlo en México en 1953. La artista asiste a la inauguración en cama. Su pierna derecha es amputada hasta la rodilla.
Para 1954 enferma de una infección pulmonar y, aún durante la reconvalecencia, participa, contra el consejo de sus médicos, en una manifestación contra la intervención norteamericana en Guatemala. Muere el 13 de julio en la “Casa Azul”.
Biografía psicoanalítica y análisis iconográfico
La pintura de Frida Kahlo hundía conscientemente sus raíces en el retablo o exvoto, una imagen simple y rudimentaria con una inscripción en la parte inferior donde se dan detalles sobre el suceso milagroso operado mediante la intercesión de una virgen o un santo. Las paredes del cubo de la escalera de su casa en Coyoacán hasta la fecha se encuentran cubiertas de este tipo de pinturas, que generalmente son anónimas.
Sin embargo Frida en sus pinturas extrapola el mensaje de los retablos, así en pinturas como Mi nacimiento (1932), o El suicidio de Dorothy Hale (1938/39), lo que se encuentra presente es la ausencia de una intervención milagrosa.
En Mi nacimiento el espacio generalmente reservado a la inscripción, una cartela en la parte inferior, se encuentra en blanco, y en lugar de la imagen devocional habitual, tras la cama se encuentra la Virgen de los Dolores. Esta es una de las pinturas en las cuales se refiere Kahlo más directamente a su desastrosa experiencia personal, que incluye un accidente cuando tenía 18 años, la imposibilidad, a pesar de que los deseaba, de tener hijos y de una vida de continuo dolor e innumerables operaciones.
El frecuente uso que hace del retablo, un objeto que tiene una dimensión al mismo tiempo privada y pública alude al propio carácter de su arte, a caballo entre estos dos mundos.
Ella misma constituía el tema de la mayor parte de sus obras. En sus autorretratos aparece llevando gran variedad de hermosos vestidos de Tehuantepec, adornada por su extraordinaria joyería, con frutos y flores tropicales o con un mono doméstico. En un hermoso autorretrato a lápiz, sus oscuras y pobladas cejas son también un pájaro, lo que constituye una manifestación que recuerda a los ojos rodeados por serpientes del dios de la lluvia, Tláloc. A veces se representa como una niña, lo que ocurre en Mis abuelos y yo (1936), donde investiga sus propios orígenes mestizos. Sus retratos indagan sobre su identidad personal, cultural y política. En su Autorretrato con el retrato del doctor Farril (1951) se representa inválida en su silla de ruedas, y ocupa un lugar destacado en la composición el retrato de su médico, que acaba de pintar como si fuera con su propia sangre, pues sobre la paleta, más que pigmentos, hay venas. A través de este tipo de metáforas es como Kahlo aborda el concepto surrealista de la imagen poética.
Su obra está salpicada de humor y crueldad, prueba de ello es Autorretrato (1932), que contiene un comentario irónico sobre la cuestión de identidad, Kahlo se encontraba en ese entonces en Estados Unidos con su esposo, Diego –rivera, que había acabado el mural Alegoría de California para la Pacific Stock Exchange, y estaba empezando sus paneles sobre la Industria de Detroit, un importante encargo que le hizo el Detroit Insitute of Arts, y en el que plasmó todo el poderío de la maquinaria moderna.
En su minúscula pintura, Kahlo se representa como una bonita muñeca mecánica situada sobre un pequeño pedestal motorizado, portando la bandera mexicana en una mano y un cigarro en la otra. Detrás aparecen dos paisajes igualmente formidables: México con sus viejos ídolos y mitologías, y los Estados Unidos, con sus fábricas vomitando humo. Se trata de una obra rica y compleja, que supone un diálogo extraordinariamente perspicaz contra Rivera, y con comentario sobre el estilo alegórico y los temas favoritos de éste.
A la obra de esta artista mexicana es posible aplicarle diferentes métodos de historiar el arte, por un lado está el enfoque sociológico y por el otro el enfoque psicológico.
En el aspecto sociológico encontramos su situación histórica así como las ideas que pearmearon políticamente a México, tales como el comunismo, y el “reciente” movimiento de la revolución. Por ello no cabe duda que al estar relacionada con Diego Rivera, estaba relacionada también con el movimiento artístico al que Rivera pertenecía (muralismo).
Por lo tanto no se puede soslayar la importancia que tuvo su situación tiempo-espacio en su trabajo; sin embargo su objetivo no era la de realizar denuncia social, en todo caso pretendía mostrar su orgullo por sus raíces americanas, el valor de la raza indígena y mestiza así como sus cosmovisiones. Podía reflejar al igual su admiración por los líderes comunistas en Europa, pero como ya se mencionó anteriormente, el tema recurrente de la mayoría de sus pinturas es ella misma, con lo cual se retoma el enfoque psicológico en el estudio de su obra.
Las vivencias de Kahlo se reflejan claramente en sus pinturas según la época, los dolores, las personas, la desesperación... Es por ello que pesa más el enfoque psicológico que el sociológico, su trabajo es en su mayoría egocéntrico por lo que explora muy poco otros terrenos en cuanto a temática.
Para aplicar este método, se tomará la obra Autorretrato con el pelo cortado (1940), realizada poco tiempo después de su divorcio con Rivera, cuestión que está decidida a reflejar entre otras actitudes.
Retrata su independencia. En lugar de con un atuendo femenino, como en la mayoría de sus retratos, la encontramos vestida con amplio y oscuro traje de caballero. Los largos cabellos acaban de ser cortados con una tijera que aún se encuentra en sus manos. Una de las trenzas reposa sobre su muslo, el resto de los mechones se enredan entre sí, como si tuvieran vida propia, sobre el suelo de toda la habitación, alrededor de las patas y travesaños de la silla. El verso de una canción escrito en la parte superior revela la razón del hecho: “Mira que si te quise, fue por el pelo, Ahora que estás pelona, ya no te quiero”. El texto procede de una canción mexicana de moda que se hizo popular a principios de los años cuarenta, y en este cuadro esta ilustrada casi en broma.
Frida, que, como en el verso, se sentía amada sólo gracias a sus atributos femeninos, decidió deshacerse de ellos y borrar la imagen femenina que de ella se esperaba. Se cortó el pelo, atributo de belleza femenina y voluptuosidad, como ya había hecho anteriormente en 1934/35 cuando se separó de Rivera, mientras el tenía una relación con Cristina Kahlo, su hermana. Además, renunció al traje de Tehuana, tan elogiado por su marido, y se vestía con trajes de hombre tan amplios, que bien pudieran pertenecer a Rivera. Conservó como único atributo femenino, el adorno de las orejas.
Otra relación entre cortarse el pelo y la separación de Rivera, la encontramos en Autorretrato con trenza (1941), realizado poco después de una nueva boda con Rivera, en diciembre de 1940. Muestra a Frida con un peinado muy parecido al que usan las mujeres indígenas en la región norte de la provincia de Oaxaca y en Sierra Norte de Puebla. El pelo está peinado hacia atrás, bien apretado, y un mechón trenzado con una cinta roja de lana se eleva sobre la cabeza como un adorno postizo. Sus salvajes cabellos son difícilmente domables, varios mechones resalen serpenteando del trenzado.
Los cabellos cortados de un cuadro reaparecen en el siguiente recogidos y trenzados. Podemos interpretar este tocado, cuya trenza constituye una cinta sin fin (banda de Moebius), como símbolo circular del tiempo, una metáfora reforzada aún más por la planta de acanto que se enreda en el busto desnudo de Kahlo (esta planta es, debido a su perseverante crecimiento, un símbolo antiguo de vida eterna). Así, un año más tarde recuperó Frida Kahlo la feminidad que en 1940 había rechazado y depuesto.
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