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No tengo la menor idea de cómo empezar este e-mail. No se me ocurre estrategia, ni táctica alguna para empezar esta conversación, por lo que no tengo más remedio que envalentonarme, sincerarme, abrirme y decir todo “a la primera”, todo pensamiento que callejea por mi mente, en mi necesidad por tratar de indagar y conocer el alma que habita esa figura maravillosa, de la cual sos administradora, y que se me presenta de tanto en tanto, deleitándome la vista cada cierto tiempo, cuando algún apiadado “paparazi”, pareciera congraciarse conmigo y regalarme, cual
limosna a un mendigo, una foto tuya.

Que inspira estas palabras, quien soy, que como llegué a descubrir tu correo electrónico?, Son preguntas que antes que te generen curiosidad, están pasando on-line por mi mente y van fluyendo a medida que voy escribiendo, sin siquiera saber a donde quiero llegar o que pretendo ganar, o sea si sé, pero… si solo me tuvieras un poco de paciencia, tal vez logres ayudarme a responderme esas mismas preguntas, a fin de que pueda yo contestarte tus interrogantes. Valga aquí una
cordial invitación a que hagamos un intento en hurgar mi subconsciente, vaya uno a saber con que sorpresa podríamos encontrarnos.

Un domingo, no tan común, como el resto de los
domingos resaqueros que usualmente hacían de mi vida una parodia suicida sin igual, vióse de pronto
iluminada, cuando visitando a mi vieja en el sanatorio donde esta internada, empiezo a hojear el diario que encontré en su habitación y después del saludo correspondiente y como queriendo huir del resto de las visitas que molestaban mi ansiada intimidad con mi vieja, empiezo a hojear el Diario dominguero. Nada fuera de lo normal, domingo de fútbol, política, la misma patética realidad del día a día. Engancho el dominical, algunas notas interesantes hasta llegar a las irremediables –aunque no me queda otra por reconocer, infranqueables- fotos centrales de los habitúes de la noche asuncena y los fashions de siempre, pero hete aquí el momento en que mis retinas captan esa divinidad, “esa obra” que me deja en pausa,
flotando, transportado, admirando ese momento que
algún - ahora en más- artista, logró congelar para tal vez sin saber, reanimar a un muerto viviente que
lentamente va meciéndose poco a poco en ese paisaje del trasfondo que enmarca traslúcida la obra
principal, como queriendo ser parte de ello. Si tan
solo pudiera ser como aquel ángel custodio y así logre vivir momentos impensables e invisibles en tu
presencia.

Ahí estas, sentada, mirando y pensando en no sé que cosa, con kepis, lente de sol y pose desenfadada. Por un momento dejo de pensar en vos y me embarga una terrible mezcla de admiración y rabia al maestro que logro congelar y socializar ese momento. Admiración por quien parece poseer los mismos gustos compartidos,
como quien aprecia una misma obra de arte, un buen vino o un paisaje sin igual. Una rabia por el
impertinente que comparte mis gustos y socializa en un dominical a esa mujer, por la que me embarga una extraña sensación paternal, paternal?

Antes que logre aburrirte, quiero decirte que de un
tiempo a esta parte, no recuerdo cuando, te volviste en la musa inspiradora de mis sueños. Te considero una de las mujeres más bellas que habitan este planta, pero más allá de la belleza de la que sos poseedora, algo me dice que tenés una magia, un encanto que no logro descifrar. Así, un día en que iba manejando y luchando por llegar a destino en medio del caótico andar de la vertiginosa Avenida España, en un bendito
semáforo te me presentaste manejando un 4 x 4. Esa vez, en esa vista cruzada, tan rápida como el flash del atrevido paparazzi que logró embriagarme con la foto del dominical, convertiste el resto de mi viaje, mi auto en un velero, la avenida en un mar y a mí en un Capitán que navegaba sin destino fijo.

Ni tan siquiera tengo la seguridad de que es correcta esta dirección electrónica que conseguí, pero me deja tranquilo, en paz y con una enorme sensación de estar vivo el saber que hice el intento de conocerte. Es lindo saber que existen mujeres como vos, que logran inflamar mis arterias. Es bello sentir el torrente agitado del caudal sanguíneo en mi pecho. Es agradable experimentar mis palpitaciones cardiacas aceleradas al imaginarme que este email podría ser respondido. Todo esto y vos, me hacen pensar que la vida vale la pena
vivirla buscando eternamente nuevos desafíos.

Pudiera seguir aburriéndote, ya que me siento
inspiradísimo, pero debo ir a visitar a mi vieja al
Sanatorio, solo quisiera despedirme, invitándote a que aceptes esta amistad, aunque sea electrónica y comprobar así que no estas tan lejos como las
estrellas.

Texto agregado el 22-10-2007, y leído por 88 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
23-10-2007 Pues muuuuy personalisimo, qué puedo decir!! SORIN
 
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