La Inundación
Amanecía junto al río, mientras la la sabiduría de los animales y las plantas anunciaban una creciente preocupante.
Un poblado de unas 50 casitas ribereñas, hasta ahí había llegado hacia unos cuatro años remando contra la corriente del río, con mi María enferma, buscando el medio ambiente y vivir en tranquilidad escapándole a la gran urbe, con mi locura de escribir mis cuentos y mis poemas.
El viento susurraba en la copa de los árboles y la correntada horadaba sus raíces. El cielo gris plomizo. La temperatura superaba los 40º grados y los relámpagos surcaban el cielo e iluminaban el horizonte.
Eran datos más que suficientes para que el abuelo Filomeno, cacique de una comunidad Toba, preanunciara la Inundación
El Universo está amalgamado con misterios ondulantes en ritmos de novedad y unidad, por lo que Filomeno con su sabiduría y magnificencia percibía con anticipación protegiendo a las familias trasladándolas a zonas altas.
Intuía que los ríos afluentes Pilcomayo y Bermejo llegaban desbordando sus orillas a unirse al gran río Paraná.
Filomeno pedía en oraciones a la tierra viviente, a la Pachamama, que lo ayudara a aprender y otra vez a cubrirse de paciencia, como en anteriores y similares avance de las aguas, experimentando una interrelación en la noción de su percepción, con el sentido último de lo divino y lo sagrado.
"Él nos advirtió, pero no le hicimos caso en nuestro pueblo costero".
¿ Cómo era el rezo del abuelo Toba ?
¿ A qué Dios elevaba sus oraciones ?
Según iba escuchando yo de su murmullo, podía ir traduciendo de su lengua, que para Filomeno y sus tradiciones ancestrales, un Dios Toba duerme en cada átomo de una piedra....luego despierta en cada planta....se mueve en cada animal....piensa en cada hombre...y ama en cada alma o espíritu.
De ahí que deduje:
...tratar a cada piedra
...como una planta
......a cada planta como un animal
...a cada animal como a un ser humano
...y a cada ser humano como a un ángel.
Por eso ellos adoran y respetan la naturaleza, hasta cuando se manifiesta como el desborde de las aguas de un río.
"Él nos advirtió, pero no le hicimos caso en nuestro pueblo costero". Y llegó la
Inundación
¡¡¡ Con el corazón bajo el agua !!!
Era un 4 de Enero y festejaba en mi soledad un aniversario de algo.
Tenía sobre mi mesa, papeles, libros, borradores de mis poemas, mis cuentos y al lado de ellos un postre de Lemon Pie y una vela encendida.
El viento se tornó más intenso, desbordó el río, invadió las costas y sumergidas las tierras productivas.
Arrasadas las casas pobres y ricas, los muebles, los sembrados, los corrales, la jaula del canario, la Escuela con todos sus bancos y pizarras y el bar y la mesa de billar, y el buzón con las cartas, sumergidos los cuadros y retratos de mi bohardilla, y el álbum con las fotos que recordaban a mi María.
Lo que muestra la Inundación más allá de si la culpa es de la naturaleza, de la lluvia, de la desidia o del azar, es la fragilidad de la condición y la ambición humana.
Veía cuantas estúpidas órdenes, estúpidas promesas, estúpidos proyectos y estúpidas ambiciones personales hacían globitos desde abajo del agua, y también cuántas honestas esperanzas.
En este inmenso balance del desastre vi acumulados daños tan mínimos como la pérdida de un televisor, de un electrodoméstico o de mi máquina de escribir de poeta loco y audaz, porque sabía que de todos modos seguiría siendo un escritor desconocido e inédito.
Ya sé...no será fácil recuperar la ropa que se fue flotando entre camalotes por el río, los pocos libros de mi biblioteca ablandados como bizcochitos por el agua, la agenda con números y direcciones, que se fueron por una zanja. Mis escritos y mis poemas.
Pero seria tonto creer o hacer creer que todo será recuperable con dinero, o con algún crédito, si lo que faltaba es era tan irrecuperable como todo cuanto desaparece del corazón.
Comprendí, por Filomeno, el abuelo Toba, aún bajo las aguas, que la tierra es lo que desaparece bajo el agua: su corazón.
Como para mí, mis poemas y mis libros, pero siempre conservaré mis recuerdos de los tiempos con mi María como un tesoro, aunque se haya apagado la vela y nunca mas disfrute del Lemon Pie.
Nuestras vidas, como la naturaleza amenaza, destruye y regenera, aunque estemos
"Con el corazón bajo el agua"
|