En la noche, me hizo sentir como su oso de peluche... Como el pobre oso de peluche que acompaña a un niño de 6 años, apercollándolo, retorciéndolo, extirpándole hasta sacarle todo lo que tuviera por dentro.

Su brazo derecho encima de mi rostro, donde su vello axial utiliza como rolon mi frente. Su pierna izquierda en la mejor exhibición de contorsionismo, piernando mi cintura y entrecruzando mis glúteos . Cabeza y cuello incrustada en el mío, generando una delgada cavidad en donde se me permite aspirar el olor de su aliento a empana con ají reposado por unos cuantos días. La uña izquierda del pie depilando... Dejémonos de sutilezas ¡rasgando mi pantorrilla derecha como un perro lijándose la sarna contra un anden !. Mi brazo sin vida, al verse sacrificado debajo de su masa corpórea, la que es girada a 180 grados con periocidad de una hora.

Para que al despertar con todas las mantas de su lado, me recoja y exprese un ¡Desde mi niñez no había dormido tan rico, mi Amor!...