REMINISCENCIA

Los ecos de mi alma llegan en burbujas.
Son los reflejos de mi viaje ancestral
por los túneles y bóvedas del Universo.

No, no tuve la claridad de un vidente
pero entre las sombras de la Vía Láctea
vi como las arañas bebían médulas
de hombres viviendo como unicornios
con brazos y palmas hacia las Constelaciones.
Y vi como los peces con ojos de niño
palmoteaban las espaldas del acuario.

No, no tengo los ojos de cometa
pero entre las mandíbulas del Universo,
estaban los delfines regalando sus aletas
y los carneros sus corazones,
para abrazar las esencias con filamentos.

Ecos fulgentes de dolor atravesaron mi boca
para encontrarse en la retina de las estrellas.

Si, si tengo la sequedad en mi lengua
que permite ver los pasillos
frecuentados por almas desveladas
buscando entre la penumbra sus nacimientos.

Con la llave de mi cerebro matinal
quiero abrir la puerta del Universo,
a mi soledad, para que camine en calma
y se equilibre por filigranas de Luz
hacia los pechos de la mente
y ame con la misma fiebre
unicornios, delfines, arañas, carneros
y a todos los viajeros entre la vida y la muerte.

Y los ecos de mi alma, no llegarán en burbujas.