Tiemblas mientras una lágrima resbala en tu mejilla y esperas con tu mirada perdida y tu aliento entre cortado.
Una daga en mi mirada sobre tu corazón agonizante que da un suspiro como desahogando la pena y yo petrificada me mordía el labio para no gritar que te quedaras.
Pero el orgullo que te encargaste de enseñarme no me deja hablar, y sintiendo como mi alma se desgarraba te di la espalda.
Camine sin saber a dónde ir, camine y me sentí morir pero ninguna lágrima fue derramada por mí.
Texto agregado el 19-10-2007, y leído por 102
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