No te diré que te amo
aunque quiera decirlo,
porque no quiero cambiar
la manera en que me ves,
cuando sin decirte nada
me sonríes e inventas
el infinito entre tus cabellos.
No te diré que te amo,
porque me sería imposible volverte
a ver a los ojos y fingir
que mis palabras tienen
significados diferentes
a los de esas dos palabras.
No te diré que te amo,
porque te sería imposible
verme de nuevo y no pensar
en esas dos palabras.
Porque sin duda, volverás
a verme, pero nunca igual,
nunca igual después de haber
oído esas dos palabras
y te será imposible
no pensar en ellas
cuando alguien mencione
mi nombre.
Y no te dejarán dormir
si alguna vez piensas
seriamente en ellas,
porque no hay nada más
hermoso que escuchar esas palabras,
pero no de todos,
no de alguien de quien
no se esperan,
no de alguien que pensó
en el amor con los ojos cerrados.
Y no sabrás qué decir,
no volverás a confiar
en la inocencia de mi abrazo.
Cada palabra mía será sospechosa,
cada gesto analizado con
la minuciosidad del científico.
Y todo, tu mirada, tus palabras,
tus abrazos, tu risa, todo eso,
finalmente, se irá a la mierda.
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