La noche está callada,
no se escucha nada,
y tú mueves la almohada,
deseando ser amada.
Despierto entre mil besos,
caricias a morir,
y gozo de embeleso,
que bello es mi existir.
Fundidos en una alma
pasamos esa noche,
más nos llegó la calma,
sin prisa ni derroche.
Inmenso es el cielo
ahí lo descubrí,
me cubrí con tu pelo,
tu aroma la absorbí.
Bendito aquel momento,
perdura en mi existir,
hermoso sentimiento,
nos llena el vivir.
Revive a cada instante
esos bellos momentos,
transforma en gigante,
aquel hermoso tiempo.
Adoro estos instantes
y cuando estás dormida,
y nunca tu semblante,
mi vida, se me olvida.
Me muero en tus brazos,
y tu también te mueres,
y sigo yo tus pasos,
gozando tus placeres.
Agradezco a la vida,
agradezco al señor,
por darme una amiga,
que comparte su amor.
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