Mis labios deslizándose pausadamente desde tu cuello
hasta tus pechos fuertes, esperando que tu respiración
se acelere y me de la señal para seguir en el descenso
mientras aprieto tus muslos, colocándolos sobre mis hombros.
Luego sujetaré tus brazos con mis manos y el único
movimiento que permitiré será el estremecimiento de tu pelvis
mientras mi lengua juguetea incansable empujando
a que tu flor se abra, con mordiscos no muy suaves
en el umbral de la locura.
Texto agregado el 18-10-2007, y leído por 128
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