Inicio / Cuenteros Locales / atrahasis / del niño que es igual al mar
- Hay quien busca la felicidad y hay quien encuentra la muerte. Ríen los hombres que son niños nuevos. Lloran las madres que pierden a esos niños que no son sus hijos, que podrían serlo, haberlo sido.
Otros que no son ni podrían ser, Hijos de Nadie, mueren en un silencio que no se que grita ni que contiene.
La pestilencia en el mar debiera ser inconcebible. Pero muchas veces la maldición viaja en barco. Muchas veces las ratas llevan al Puerto un vacío de ojos rojos y bubas negras. Entonces la salvación puede estar en la playa, si es que está algún lugar.
Cuantas preguntas podrían formularse por aquellas calles sin gente del Puerto solo. Cuantas respuestas pueden no encontrarse por esas calles improvisadas de arena y hogueras.
Cuando se lleva los cadáveres el mar no deja de ser tan azul.
- El mar es antes que nada una tumba inquieta para los hombres. También es la matriz del sueño del Niño.
Quién se forma y crece en el fondo del mar se sabe igual al mar.
Flota el Niño plácidamente en el líquido amniótico salino que es su vida. Mece su inconsistencia con el vaivén del agua. Pierde los anclajes y navega a media altura.
El mar no parece tan grande cuando se es Igual al Mar. Su vastedad es la propia.
Siguiendo los cursos de las corrientes el Niño deambula y no abre los ojos ni piensa. Si lo hiciera ¿qué no podría pensar una mente tan profunda, tan amplia, tan uniforme, tan tempestuosa como el mar? ¿qué no abarcaría ese espíritu continuo y sin conexiones? ¿qué verían esos ojos azules y siempre dilatados enfocados siempre al trasunto del Cielo?.
Un día el Niño despertará, pensará y mirará. Verá quizá la Luna y querrá cogerla con sus manitas de agua. Verá quizá el Sol y se encrespará queriendo alcanzarlo enfurecido o parpadeará irritado. Puede que el Niño ya esté ciego, el Sol habrá quemado sus pupilas abiertas, la Luna se habrá mirado demasiado en ellas.
En realidad es posible que el Niño esté ya despierto mirando atentamente el Mundo o desesperado y ciego, pensando en todo caso...
La niña miró al anciano con los ojos muy abiertos, tanto como los del Niño Igual al Mar. De noche, tendida en la playa entre los suyos, había creído (o sabido) oír el pensamiento del Niño solitario. Era una niña decidida
- ¡Con alguien tendrá que jugar!- pensó.
La Niña corrió por la arena, esquivando las tiendas, saltando las hogueras y las vidas improvisadas de los refugiados del Puerto, se precipitó en el agua negra. El viejo no pudo evitarlo.
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Texto agregado el 25-03-2004, y leído por 407
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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20-05-2006 |
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No me canso de leer este cuento, niño. Es hermoso. Mokey |
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24-04-2005 |
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Gran simbolización la del mar cuando dices que equivale al interior del niño, a lo que piensa cuando lo ve, cuando se mira a si mismo; mucha basura abunda en el mar en el presente, eso tambien cuenta para el espíritu. Lo del final, cuando pintas a la niña que se sumerge en el mar, me recordó inevitablemente a Virginia Woolf, que se suicidó así, internándose en el mar, con piedras en sus bolsillos para hundirse, para recuperar esa simbiósis que ella descubrió que tenía con el mar: se fue a descansar al lugar de donde provenía. Quilapan |
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07-10-2004 |
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Realmente me parece que tienes una manera bonita de describir el mar y relacioanrlo con un nacimiento; pero no logro encontrar una conexion clara, o un proposito en este cuento... Dyada |
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