juego unos 20 o 30 partidos de ajedrez diarios. quizás más.

he ido bastante poco a la universidad y amanezco deprimido.

me siento una persona feliz.

hoy labré un poco mi patio, había tierra suelta y mal picada, la alisé, la regué, y dejé cáscaras de naranja en el suelo para que se fertilice.

jugué con mi perro un rato, y estaba nublado, como antes.

el manzano mostraba humilde algunas flores, después de la chacal podada de mi papá.

luego vino víctor, matías y la karen a mi casa y vimos una comedia de monthy python.

matías anda en temuco y tenía el pelo algo más largo.

estoy leyendo un libro y cuando falto a la universidad pienso en hacer dos cosas: leerlo o jugar ajedrez.

pero sólo juego ajedrez.

ahora mismo, estoy jugando mientras escribo.

ayer jugué dos partidos simultáneamente mientras chateaba.

y gané los dos.

pero por suerte.

jugar ajedrez es como jugar cualquier otra cosa. es un deporte neutro, como todos los deportes. no hay que pensar.

es como un dinamo.

es lo bueno del asunto. la honestidad con su propio vacío. pelear de vez en cuando con algún mexicano o español heridos.

los ingenieros suelen ser tan idiotas. ayer humillé a uno luego que intentara humillarme. luego lo lamenté y tuve pesadillas con él.

me sentí metafóricamente ensangrentado, aunque no tuve remordimientos conscientes.

estoy en piloto automático moviendo un par de caballos.

"zrom" suena cada vez que una pieza se desplaza.

suena el celular. no contesto. sigue sonando. dejó de sonar.

no sería bueno hablando ahora.

no hablando de esa forma rápida. hay que estar alegre, bebido, embebido, para hablar por celular, hay que pensar.

y es decadente eso. hay que huir de la decadencia.

es preferible lavarse las manos del polvo, de la tierra húmeda, caminar hacia adentro y que esté medio oscuro. que de a poco comience a hacerse noche y sentarse en cualquier lugar a presenciar el acto. el acto de inundación del alumbrado público dentro de la casa.

esperar a que alguien toque la puerta. estar cerca, preparado. hola, adelante, ¿un vaso de jugo?

esperar que haga un poco más de frío y cerrar la puerta, sin tropezar con las cosas en el suelo, visión nocturna.

esperar que el día dure más, que dure más así, que no tenga que salir otra vez. afuera, el sol brillante, que me hace doler los ojos, la cabeza. pero que no sea de noche. que sea una hora como esta todo el tiempo. medio día y noche, naranjo en cierta parte del living, rayos x.

que sea todo el rato igual. que no hayan cambios. que esté siempre tibio, pero no húmedo. que la tierra esté húmeda, pero sólo el pedazo labrado. que en el pedazo labrado crezca pasto. pasto normal, verde. que luego que crezca venga el verano, que traiga polvo, que en el calor de la tarde pueda esconderme en las esquinas, palpar el suelo, como en el túnel.

que pase todo eso y que no haya ningún cambio. que los labios no tengan que despegarse. que se sequen, agrieten, sería agradable, sería honesto. sería honesto que sucediera eso y además que la noche de año nuevo no haga frío para poder tirarme de espaldas cerca de las doce e imaginar que todavía el día está durando. no estaría mal que el tiempo se congelara en las horas anteriores, como a las nueve, escuchando la gente emocionada, moviéndose, alguna música lejana, a un par de casas. pasear en bicicleta por ahí, sentir esa emoción contenida pero no tomar parte. observarla a distancia, sellado, mirarla por los lados y emocionarse con su vibración.

o que todo se detuviera antes. antes, mucho antes, quizás antes que todo, para que no haya ruido. pero en el mismo lugar, invariable. tocar la tierra con la palma abierta y meter los dedos entre los terrones humedecidos. olisquear el humo, ver como pasan los internos, de la cuadra que viene, a esta, a medida que me voy convirtiendo en un microorganismo, una partícula indivisible, uno más entre las grietas de la cancha.