Le digo a Matías que me siento y vomito un rato, que no puedo planificar. Él me dice que se sienta a cagar un rato, a veces más, que la pieza es más fría que la puta. Hay un viento feroz afuera de la ventana. La ventana está limpia, el domingo, sin nada que hacer, la limpié cuando vi un limpiavidrios botado. Así hablamos un rato.
Sentarse a vomitar un rato. Recordar cosas, hablar de estupideces. Esperar que eso sea un avance. “Dale duro a esa cosa”, rebotan los versos de un poema. Dale duro. Vomítala harto a esa cosa.
Yo y el sonido del ventilador. El ventilador y yo. Una sirena de un auto se enciende. Ya somos tres. Es el invierno, pues. Qué quieres que haya. Cómo no voy a entender. Sí, entender. Entender. Escribir y entender, para entender. Vomitar para entender. Caminar para entender. Caminar no tiene sentido, ver la sombra de uno por un farol de noche el viento contra la cara un pedazo de luna entre el smog entender. Humo y entender. El frío de la mañana y entender, entender que se acaba una cosa para que empiece otra, lentamente, que lleguen por mar. Entender que las cosas vengan por mar.
Sentirse libre es importante. Sentir frío también. Tener algún proyecto a corto plazo. Quizás algo que no te importe a ti, pero bueno. Algo es algo. En algo, desde algo. Se pone a llover. Veo como choca la lluvia contra el vidrio. Debe ser interesante, algún día lo haré, eso de quebrar los vidrios con la cabeza. Fumar es importante de vez en cuando, no crees. Ahora por ejemplo, sería importante, yo creo. Qué otra cosa más.... no lo sé, ¿una pared de concreto? Por supuesto que sí. Qué estúpido, no, cómo va a ser importante una pared de concreto, si es eso no más, ploma, al frente tuyo, de cemento, nada menos importante. Importante es que haya invierno para que después haya verano y después invierno, o pasaría lo que pasa en Marte, lo que pasa en Marte es grave, no está vivo, no es marciano, es polvillo rojo desparramado inerte por millones de kilómetros de desierto. |