De Viajes:
Próxima Estación: Invierno


He viajado con maletas duras y pesadas, poco a poco las he ido dejando en las diferentes estaciones del tiempo.
Viajo en este tiempo solo con lo necesario, unos pocos cuadernos amarillos, las fotos que me son imprescindibles, la música de siempre algunas nuevas que agrego de cuando en cuando, mis sueños, mis recuerdos.
Ha comenzado un nuevo tiempo, en el que solo importa lo justo, cada día se levanta el cuerpo lentamente, estirándose, preguntando a cada una de sus partes ¿a donde vamos hoy? ¿Que haremos este día?, nada esta planeado todo surge como surge cada día sin preguntar porque? Al día sigue la noche, solo eso, es el movimiento natural del Universo, agradecer por lo que se vive sin planes concebidos, solo con lo que te entrega el diario vivir.
Cada día la maleta se hace más ligera y menos compleja, el paso por la estación plateada, llega tranquilo sin grandes sobresaltos, nada más que el asombrarse de lo que voy descubriendo con estos ojos de niña curiosa (que aun mantengo) a lo que vendrá, a la sorpresa, al asombro de lo cotidiano que se hace sorprendentemente bello. ¿Quién me llamara? ¿Quien vendrá a visitarme? Quien me escribirá? ¿Qué me regalara la vida hoy?
Vengo desde tiempos en que las utopías eran lo que dirigía los pasos, de los hombres y mujeres en este peregrinar por la tierra, sin embargo los paradigmas han ido cayendo y para mi hoy, todo se construye cada día desde adentro del Ser.
Duermo al calor de las brasas de una estufa amiga que se une a los recuerdos y al amor que suena como una suave brisa que arrulla en los ojos del alma.
Tomo un barco que va viajando desde esta orilla hasta la que diviso, en otros mundos que se divisan difusos, y entonces todo da vueltas intentando despejar el horizonte sin cruz y sin bandera, las cosas han cambiado el corazón es el que decide, solo el Amor perdura.
“....Una mujer con sombrero como un cuadro del viejo Chagall”....... canta Silvio a lo lejos en el cuarto que abriga mi tiempo, sonrío complacida con su sonido. Me duelen los huesos de los dedos de las manos, los tomo como compañeros de todo mí caminar, ya se quejan por no haberles prestado la atención necesaria, les acaricio, les masajeo para poder seguir escribiendo. Me quedo detenida en ellos un instante, observándolos, maravillada del conteo estadístico que no logro terminar por las infinitas caricias que han entregado ¿cuantas veces abrazaron, calmaron, se enojaron, amenazaron, lloraron tapando mis ojos para hacer menos doloroso el sentir? allí están, acá junto a mí, como siempre, parte de mi todo algo que no lograba admirar en otros tiempos..
Recorro mi maleta, mis pies mas anchos por el paso del tiempo, el cuerpo mas lleno con las caídas normales de la fuerza de gravedad, en que muestran el evidente paso del tiempo, los ojos almendrados siguen con su brillo desde dentro, mis cabellos mas grises, la piel desgastada, me miro de reojo en el espejo y me siento bien contenta con la imagen que se dibuja frente a mi. La maleta esta más liviana. Y al final de todas las estaciones, cuando quede solo lo esencial, ¿cuanto pesara mi maleta? ¿Tendrá peso? ¿O solo se convertirá en un perfume fragante que subirá hasta el cielo?
Mientras tanto, disfruto del caminar mas pausado, de observar los recodos de la vida, de sonreír al que cruza mi mirada, de escribir, escuchar música, de escuchar, de darme tiempo para hacer carne la vida, todo se hace mas tranquilo menos intenso, solo el Amor perdura con pasión.