Despierto de un sobresalto
un fuerte sonido de tambores acercándose
una invasión,
un ejército.
Me asomó a la ventana
pero no hay nada
sólo la hoz plateada sobre el terciopelo negro de la noche.
Sin embargo el retumbar continua
puedo escuchar la marcha de aquellos hombres,
tan fuerte, ¡qué estruendo tan grande!
Silencio...
No, ahora sé que aquel sonido
era el fluir de mi sangre,
el agitado y sonoro ritmo de mi corazón
es el que me ha despertado
del sueño,
justo cuando rozaba tus labios...
Es cierto que el corazón
es el órgano que da la vida
bien halló en despertarme
que si te hubiera besado
habría muerto al instante.
Texto agregado el 21-03-2003, y leído por 205
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
20-02-2006
muy lindo, me encanto!! mis felicitaciones es muy lindo y muy bien escrito
luz y paz Tasha
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