Envolviendo las palabras como los sofistas, envolviendo el arte de la palabra como hacían ellos, no se llega a ninguna parte. Se necesitaba de un verdadero filósofo, que colocará en el púlpito la verdad tan maltratada y usada mal. Ese honor le correspondió a Sócrates, filósofo por antonomasia de la juventud. En estos momentos actuales, ponerse a discutir y a polemizar sobre la vida privada del filósofo de la juventud, es como ponerse a pensar en la vida privada de Jesús o del Buda. Lo importante fue su aporte así no le guste a los detractores del filósofo de Atenas. Que falta que hace volver a pensar en Sócrates, cuando vemos a la mayoría de la juventud, desaprovechándose y desaprovechada. El mundo de la ciencia y la tecnología abruman y tratan de cerrarle el paso a la filosofía, encajandola en una simple Epistemología o filosofía de la Ciencia, corriente absurda para el bien ser del pensar.
Es hora de no creernos en la magia de la tecnología que arrastra al mundo al materialismo y a la mitad de sus habitantes, a vivir, aplastando a la otra mitad. No hay igualdad y nunca la habrá. Pero eso no quiere decir que tengamos que callarnos y dejar de pensar. Es el momento de invitar a los pensadores para volver a rescatar el privilegio del pensar. Los Sócrates deben de volver por los viejos caminos ya trazados. Es a los jóvenes a quienes les corresponde el volver a mirar una actualidad y un futuro con optimismo, así sea que a muchos que trataron de traer la luz, los hayan colgado de un farol…