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Inicio / Cuenteros Locales / luiscorominas / La vida profunda y complicada

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-Vengo de consograr.
-¿De consagrar?
-De la boda de mi hija.
-Y... ¿qué tal?
-¿Cómo que qué tal?
-¿Cómo te sientes?
-Mal, muy mal.
-¿No te caen bien tus consuegros?
A Nicolás no le caían bien sus consuegros, ya desde antes de la boda les tenía manía: “¡Muy petulantes!”, pensaba. Fue su amigo el que le mostró las cosas cómo eran.
-¿Petulantes por haber pedido a tu hija, por darle marido, por hacer de ella una madre que te dará nietos? No, Nicolás, estás cayendo en los celos bajos, en el egoísmo, hasta en la soberbia.
-¿Eso es lo que piensas?
-Eso es lo que no solamente pienso sino la realidad.
-No puede ser tan cruel.
-Es casi siempre de esta manera: sientes que se llevan algo tuyo, que te roban a una hija.
-¿Y no crees que es así?
-Si lo creyera no estaría aquí, hablando contigo.
-Ya, puede que tengas razón. Bien mirado ellos no tiene culpa alguna. Mi hija está enamorada y ellos cumplen.
-Vaya, ya entras en la realidad.
-Y tú ¿de dónde vienes?
Antón quedó por un momento confundido. Se trataba de su amigo Nicolás y no podía mentirle.
-De matar al gato.
-¿Qué gato?
- El gato que mis consuegros le regalaron a mi hija. Ya te lo dije, uno piensa que se llevan algo tuyo que te roban a tu hija y...
-¿Y?
-Que te dan ganas de matarlos y eso no, sería como caer en los celos bajos, en el egoísmo, hasta en la soberbia.
-¿Te sientes mejor?
-Más aliviado sí.
-Me aconsejas que mate al gato.
-Es lo que yo hice.
-Pero mis consuegros no le han regalado ningún gato a mi hija.
-Bueno, es lo que más me costó, convencerlos de que se lo regalaran.
Nicolás lleva dos meses llevándose bien con sus consuegros. Anoche se encontró con su amigo Antón.
-¿Mataste ya al gato?
-No he podido, Antón. Les pedí a mis consuegros que le regalaran a mi hija un animalito, pero se me olvidó mencionar que fuera un gato. Le regalaron un loro.
-Pues mata al loro.
- No se deja, Antón. Cada vez que me le acerco empieza a gritar: ¡asesino! ¡asesino!
Han pasado tres años y Antón está cada vez más arrepentido de haber matado al gato. Nicolás, en cambio, cada día es más amigo del loro. Y es que así es la vida: profunda y complicada.

Texto agregado el 13-10-2007, y leído por 109 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
13-10-2007 Ingenioso e irónico diálogo. Me gustó. Saludos arqui
 
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