En el silencio de tu sagrado nombre, escucho a los pájaros cantar poesía, solo y afligido por el duro golpe, que me ha dado la vida, busco el reposo en mi anhelada casa, que día a día, noche a noche permanece orgullosa y ordenada.
Ya es de día y los amigos pasados se han vuelto recuerdo, nostalgia, desarmonía. Sufro hambres, dolores y mi orgullo pronto se va al piso, como queriendo sin querer todavía. Ya es medio día. El almuerzo pronto estará y yo con mi barriga llena trataré de nuevo, de escribir poesía.