Puedo decirte tanto
que demasiadas palabras me faltan
antes de poder comenzar,
quiero decirte tanto
pero el temor y la inexperiencia me vencen.

Tanto silencio en este abismo
me limita y sobrepasa,
a final de cuentas, aquí jamás ocurrirá nada,
aún después de que nuestros corazones se detengan,
después de que nuestras cuencas estén vacías,
y los gusanos nos hayan devorado,
aquí no habrá pasado nada.

Sólo quedará la mañana fría,
melancólica, húmeda y misteriosa
guardando nuestros secretos,
aquellos que en vida llevábamos a flor de piel
y que nunca confiamos a nadie.

Un grito en carne viva,
un corazón sobre la tierra
desangrándose lentamente,
noches anhelantes guardadas en un baúl,
detrás de una estrella,
trozos de delirio debajo del colchón
y la esperanza enterrada al pie de una encina.

Únicamente queda un intenso frío y
muchos secretos escondidos,
que por no haber hablado
nos mataron lentamente
y en silencio.