Me imponían en verdad sus colores,
El fuerte rojizo como un barniz antiguo posado su verde joven.
Cobra vida,
Tonos sonantes,
Con la psicodelia de los colores.
Ramajes fruncidos por
La llegada del frío.
Su visión para él,
Es la de un mero espectador.
Su hedor celestial me impregna,
Volviendo a repetirse lo mismo.
Solo es un árbol,pienso yo,
Pero la perfecta consonancia,
La mezcla de colores,
Resultan brutales,
Ante los ojos del espectador.
Su tronco no me dice mucho,
Pero sus hojas,
Están,
En una especie de fila perfecta.
El rojo,
Es el corazón de su existencia,
Se distribuye,
Por esos pequeños fractales amarillentos,
Reuniendo tal belleza,
Que mis pupilas se agrandan,
Ante ese verde amarillento,
Pera limón,
Con la justa invasión,
De un atrevido verde uva,
Seductor y mágico,
Proveniente de un joven posado,
Que ve pasar la vida,
Desde un mismi punto,
Donde el gigante humano,
Pasa cada momento.
Pero aún asi ha conseguido,
Captar mi atención,
Eludiendo los carteles publicitarios,
Eludiendo a la gente.
Solo sus ramas,
Viajan,
Hasta enrevesarse,
En un arruyo
De hojas hermanas,
Lo que digo,
Una unión,
En una sola unidad,
De belleza.
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