No me llames hoy no te puedo ir a visitar, hoy solo puedo escuchar tus susurros en mi recuerdos, solo puedo oler tu aroma en mi ensoñaciones, pero no lo que no puedo sentir es la paz que me dabas al sentarme a tus orillas.
Escucho tu llamada a lo lejos, siento la necesidad de mojar mis pies en tus aguas, pero él me lo ha prohibido, se ha dado cuenta que cuando estoy a tu lado me siento feliz y no me importan sus gritos, ni sus insultos, ni sus golpes, porque cuando me siento a tu orilla el no existe, solo existo yo, y mi piel tocando tus aguas, mis oídos escuchando tus susurros, ni nariz oliendo la esencia de la vida que se encierra en tus aguas.
Esa vida que él arranco de mi vientre, esa vida que algún día me podría haber dado fuerzas para, por fin, empezar a vivir la mía.
Pero él solo me quiere para si, no me quiere compartir ni conmigo. Me ha robado mi sonrisa, la alegría que en algún tiempo he tenido, un tiempo tan lejano que me parece vivido por otra persona.
Un ser encadenado a unas cadenas tan invisibles como fuertes, unas cadenas que cada vez hacen más daño.
Deja de llamarme que hoy no puedo ir a visitarte, pero mañana será otro día.
|