Tu recuerdo me llevo a estar solo otra vez, o mejor dicho a solas contigo en mi mente.
Bajé del colectivo en la costanera, faltaban pocas horas para el fin del día, había pasado media hora del final de la semana laboral.
Era un viernes de invierno, los termómetros indicaban muy baja temperatura, mi cuerpo bien arropado no sentía el intenso frío, el cielo despejado, la noche iluminada por un gran farol rosado, que era la luna que recién salía sobre el Río de la Plata, pocos locos andaban por ahí, tres o cuatro parejas y algunos pescadores y obviamente yo, que no estaba solo, estaba tu recuerdo conmigo, empecinado a no abandonarme como lo hiciste vos, tu recuerdo no tendría nada que hacer mas que perseguirme.
Y no hago más que pensar en vos, en tus ojos, que no solo me miraban, sino que también me acariciaban, tu piel, que gracias a ella, descubrí que la dulzura se puede percibir al tacto, y me pregunto ahora ¿a quien acariciaran tus ojos? ¿A quien endulzará tu piel? |