Eran las dos y media de la tarde cuando desperté, el cielo se había nublado un poco, pero no tanto, me preparé algo de comer y salí, otra vez a caminar, esta vez me fui hacia el pinar, donde me senté tranquilo a fumar un par de cigarrillos, su recuerdo estaba volviendo, me levanté para no permitirlo, me fui a visitar al dueño de una hostería, quien se acordó de mí, después de trece años, conversamos un rato y me fui a tomar un café a un bar, mientras caminaba, pensé que lo que había hecho era ”cosa de viejos” ir a hacerle recordar a un tipo, que yo iba a pasar el verano ahí hace casi dos décadas. En el bar conversé un rato con el dueño y mozo del lugar, le comenté que esa noche me volvía, y me dijo con humor, que era una pena, porque le iba a bajar el diez por ciento de los ingresos, me comentó después que pensaba viajar con su mujer para Buenos Aires al mes siguiente, ya que ella era de Lanus, y que esas iban a ser sus vacaciones.
Se habían hecho las seis de la tarde, ya empezaba a bajar el sol, me despedí del señor y volví a caminar por la playa, el paisaje muy parecido al día anterior, con la diferencia, que esa tarde caminaba de norte a sur, hice solo algunas cuadras, ya que pensaba en ir a terminar de guardar las cosas para viajar a la noche, fui al departamento, me duché y cené con las sobras que quedaban en la heladera, ordené todo, y guardé mis pertenencias, y diez de la noche me fui hacia la terminal de ómnibus de Gesell, le pedí al dueño del bar que me guardara el bolso, y salí a caminar un rato por la playa, la Luna me recibió tan esplendorosa como el día anterior y con ella, mi recuerdo. Volví a ver su cara en la Luna, volví a decir varias veces “Te quiero y te extraño” volvieron las lágrimas a mis ojos.
¡Que lástima, casi lo había logrado ese día!
Me dije “no debes quererla” y me respondí “Pero sucede” |