Besos ardientes en primavera.
La brasa se resiste a la llama,
porque esta acelera su agonía,
en la hora cálida en que clama
junto al madero en perenne orgía,
que al unísono cantan su réquiem.
Así los besos brotaron en invierno,
al compás rítmico que compendia,
en el brasero aquel suspiro eterno.
El grito del ansia brota en el alma,
cuando la primavera ya entona
su himno melódico desde el alba,
inquieta golondrina que pregona
los besos ardientes en primavera.
Nacieron sorpresivos, inesperados,
para que en tu alma resurgiera,
el deseo de transitar nuevos arados,
con la pasión que transpiramos,
en esta nuestra primavera nova,
al descubrir que nos amamos.
Hoy tu imagen en mi boca innova,
besos ardientes, más que razones,
que existen y con pasión provocamos,
la entrega confesa sin condiciones.
|