Olas rojiblancas martillan sin cesar
la roca eterna de inamovible apariencia.
Luego baja la noche espesa
y violenta la virginidad del dulce oceano .
Del fondo gritos sonoros se escuchan
protestando la iniquidad
de los depredadores de la especie.
Dame una mano hermano
paremos con la pluma y el verso esa fuente insaciable de codicia. Hoy las nubes se agrietan y las estrellas nos evaden y mañana una tumba nos cobija yaciendo con la esperanza como almohada.
Texto agregado el 10-10-2007, y leído por 308
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