EL solo quería más amor, penso a espaldas de su creador, y persuadió los oídos dulces de Eva, solo porque Dios no le prestaba atención. Simplemente le pareció bien que los ángeles tengan libido, porque vio la erección de Adán cuando crearon a su compañera, e inmediatamente supo como debía satisfacerla. El solo quería poseerla unos instantes y sentir la corriente orgasmica recorrer su cuerpo de ángel. En los instantes que penso eso, se arrepintió, pero comprendió que estaba perdidamente enamorado de ella.
Y supo que Dios hablaba mucho del Amor, y que el amor de el era infinito, mas no podía explicar lo que sentía por Eva, no podía verla unos instantes porque lo rodeaba la agresividad de tenerla solo para ella, y sin embargo ella parecía tan feliz al lado de Adán.
Eva danzaba su vientre sobre esas praderas verdes que coincidían con sus ojos, porque Dios la había hecho tan hermosa? Su pelo largo que tapaban inútilmente esos pechos jugosos y su pubis que lo llamaban a adentrarse en lo más profundo de ella. El solo quería sentir el interior de ella, sentir todos esos recovecos formados por las manos de su Dios. Esa humedad interna y cálida. Pero no tenia con que, no tenia como. Por eso le parecía injusto que Adán tuviera intacta su rigidez, injusto que Dios no le enseñara como usarla. Quiso una así, quiso sentir su dureza desgarrando a Eva, sentir ese otro amor que su Dios no le podía dar.
Cuando el creador dijo no comer esta manzana, Lucifer sabia lo que esa manzana significaba, era la oportunidad para que Adán se avivara y la poseyera a ella, su amada. Y en realidad lo hacia por ella, porque la amaba, y si el no le podía entregar los placeres ineludibles e inexplicables de hacer el amor, por lo menos lo haría Adán, seguramente no mejor que él.
Por eso se vistió de una brillantez larga, cambio sus formas y su lengua, cambio su habla. Con ese cuerpo de serpiente se paseo alrededor del cuello de Eva, y sintió una fina excitación que lo llenaron de amargura. Pero lo hacia por ella, le dijo que mordiera la manzana. Eva pasó sus labios carmesíes por la bermejeada fruta, sus dientes mordieron ese cuerpo divino que le entregaría la sabiduría. Y Lucifer sufrió aun más, porque tampoco podía ser la manzana.
Al instante siguiente ellos fueron echados del paraíso. Y era injusto, para él era injusto. Eva se llenaría de hijos, envejecería y no tendria manos para secar su dolor. Él obtuvo la gracia del sexo, pero lujurial, ese que hacen sin amor. Adán nunca supo usar su erección, Y Lucifer todavía muere de amor por ella, que ya no existe, que la busca en cada mujer humana, y todas son mundanas.
El solo quería más amor.
|