Ayer un ave vino a observarme. Tenía los ojos marrones con pupilas dilatadas. Podía leerse en ellos un cansancio de vuelo agitado. Me pregunté si algo la estaría apurando. Nos miramos largo rato intentando reconocernos en nuestros cuerpos extraños. Cantó para mí varios clásicos. Pude distinguir a Bach en la mente de aquel pájaro. Pronto se fue y se perdió cuando lo hacía también el sol. Desde la ventana una pluma viene hasta mí. Su color rosado es intenso en el cabo y va debilitándose hacia el extremo donde, casi blanca, muestra la elegancia de su rol y la flexibilidad de su compromiso con su antiguo amo. La tomo entre mis manos y no puedo evitarlo: acaricio con ella mis labios. Me pregunto si alguien más la habrá besado. Sin vascilar, adivino quién me la ha enviado.
Texto agregado el 10-10-2007, y leído por 145
visitantes. (0 votos)
Lectores Opinan
12-10-2007
La melancolia, las relaciones, lo que se fue para no volver y siempre va a dejar huellas. dreamcatcher
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login