Siento correr tus manos
por mi cintura imperfecta,
vuelvo a vivir los años
de la olvidada adolescencia.

Frena esta vida acelerada
y déjame escribir versos,
que tus manos son los besos
que hoy dejo en la madrugada.

No quiero perder lo nuestro
porque añoro las caricias,
los oceanos de delicias
que dejan sonrisas en mi rostro.

Mas tengo miedo sí,
me siento dislocada en tu ternura,
me siento ansiosa sí
de la ansiedad que tiene tu locura.

Oyendo experiencias vividas
pasamos las noches en vela,
con las miradas como caricias
y los besos dejados en la cera.

Mis manos son ahora tuyas,
tómalas o déjalas seguir su rumbo,
mas no olvides que acostumbro
hasta amar en la distancia.

Estoy sintiendo de nuevo,
el témpano comienza a derretirse
y el calor de mi corazón necio,
en fuego insiste en convertirse.