Cuerdas tocaban con sus sonidos
las brisas que jugueteaban entre las cordilleras
de nuevos lugares que jamás habían sido conocidos
por aquella mujer que siempre caminaba sola
por las playas de mares indecisos,
que iban y venían,
trayendo olas y más olas
al reino que junto a aquellas playas estaba,
tratando de levantar con muros de acero
esperanzas que se fueran transformando
en la realidad misma y así,
fueran terminando con las olas
que los mares indecisos traían.
Las esperanzas crecían poco a poco
por los pensamientos que rondaban
en la mente de la gran mujer
que caminaba por las playas,
pues quería amansar las tempestuosas olas
que sólo iban y venían,
pero que ella no le permitía
consumar de incertidumbre
al castillo que gobernaba.
Texto agregado el 10-10-2007, y leído por 119
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
14-10-2007
La esperanza crecía poco a poco... pero las dudas la hacían vacilar, Buen texto***** rosadel_viento
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