CREACIÓN
Esta vez sacaré lo que se esconde en mí y juega al escondite con mi consciente.
Todo está preparado para comenzar. Mi estudio, mi tabla de dos metros por dos metros ya preparada con una base de cola de pescado, blanco España y aceite de linaza a las dos caras para que no se alabee, mis acrílicos, mis óleos, las brochas y pinceles…
Todo está listo para empezar menos yo.
Debo ponerme en situación, hacer vibrar mi espíritu hasta tensarlo como una cuerda de violín.
No quiero pensar en nada concreto, en nada de lo que me preocupa en este momento de mi vida. Quiero estar libre de prejuicios… Limpio, transparente y sensible.
Acelero mi respiración y acelero los latidos de mi corazón. La sangre comienza a bullir en mi cerebro en blanco. Se me cruzan colores y trazos por la imaginación y los desecho.
Acelero aún más la respiración y noto cómo se tensan los músculos involuntariamente.
Puedo escoger, aún puedo escoger entre los sentimientos que afloran a la superficie de mis pensamientos:
- Odio?
- Serenidad?
- Gozo?
- Contundencia?
- Expansión?
- Fusión con el todo?
Acelero más las respiraciones profundas. Me pulsan las sienes. Leve temblor en las manos y una fuerza interior como un volcán a punto de reventar hacia el cielo.
Pongo los colores sobre la paleta; primero los acrílicos. Veo caer los colores y cada uno mueve un arpegio. Los amo, amo su fuerza latente, alma de mi futuro cuadro.
Mantengo la excitación. Estoy en la fase de aproximación, acaricio lo invisible de lo que ha de ser y lo amo ya, aún sin conocerlo.
Mi mano se aproxima a una de las brochas, la más ancha. La hundo en el agua y me acerco al amarillo, lo toco con uno de los extremos pilosos y arranco una pella que se mezcla entre las cerdas, restriego contra la paleta el color y cuando se ha empapado la brocha me encaro al blanco, titubeo, soy consciente de la trascendencia de los primeros acordes, los acordes cromáticos de base para que los colores que superponga ensamblen bien con ellos.
Parto del extremo izquierdo inferior hacia arriba y el amarillo claro va transparentando, a medida que avanzo, el blanco del fondo.
Amarillo, nacimiento, infantil y puro, vibrante de luz sobre la luz pero activo.
Al final del trazo, arriba, sobre el centro, muevo en zigzag la muñeca imprimiendo movimientos de arriba a bajo dejando un rastro casi transparente del color que queda en la brocha. Los últimos trazos son líneas paralelas que forman los pelos de mi instrumento ya sin agua.
Busco un negro, un color negro que sirva de equilibrio y contrapunto. No me vale el negro acrílico, no es suficientemente negro. Busco entre los colores pastel y extraigo un trozo de negro. Lo agarro entre mis dedos y lo pongo de plano sobre el cuadro a media altura desde arriba. Trazo una horizontal que se estira y estrecha al pasar por el brochazo de amarillo, donde lo presiono más de punta y realizo torsiones y líneas más finas en forma de ovillo deshecho: Crisis que se cruza en un camino amarillo claro y, en un instantáneo reflejo interior, sale de ella elevándose titubeante hacia el ángulo superior derecho.
Me retiro a observar unos pasos.
Qué he hecho?
Bajo el cuadro del caballete y lo pongo en horizontal sobre la mesa. He de fijar ese negro del pastel con algo transparente que no le de brillo pero que impida su deterioro.
Le aplico un aerosol fijador mate. Enchufo el secador de cabello y repaso con aire caliente el fijador.
Vuelvo a situar el cuadro sobre el trípode. Me alejo de nuevo.
Qué me dice el cuadro?
Fondo blanco de luz, de luz permanente y estática en apariencia, porque vibra, está viva, que traspasa infinitamente los límites del cuadrado. Y sobre ese espacio nace vida alegre, pura, transparente… y sobre esa vida, una acción exterior, acción que provoca reacción, acción viva enérgica que la atraviesa y convulsiona, la conmueve y hace crisis, crea crisis, la envuelve en crisis. Crisis que se agota en un tiempo y sale en movimiento paralelo titubeante primero para hacerse después firme y segura junto al trazo que ya perdió vigor y está a punto de morir.
Vida y acción se mezclan para caminar de la mano hasta morir.
Crisis amadas, sin vosotras la vida es nada.
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