Lloro el dolor de no tener a mi lado
a un ser que me aparte de la soledad,
pero lloro más el dolor
de que no me duela estar solo.
No me resigno a dejar de creer que alguien llegará,
pero me resigno a estar solo.
Me importa perder el cariño cuando lo consiga,
pero no me importa verlo alejarse de mi lado,
cuando tenga que marcharse.
Deseo verme reír con la compañía del ser querido,
pero por ahora río con la soledad por el ser que querré.
Escribo canciones a quién me ha de querer
pensando en quien aún no me quiere.
Hablo con quien de seguro veré llegar algún día,
mientras mis ojos sólo miran
las tenues palabras que mis labios dicen.
Camino hacia la compañía del querer,
cual mis huellas sólo secan
dejando el rastro de un presente solitario.
Abrazo con ternura
la figura de quien ha de permanecer
por un tiempo en mí,
mientras mis manos sólo cogen el vacío
que el aire hace circular por mis dedos.
Conservo el privilegio de guardar
el recuerdo de un futuro anhelado
cuando mis concepciones crean
olvidos del presente añorado.