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Todos los días lo imaginamos, el mundo ideal, la tierra perfecta ; imaginamos como seria, si voláramos, si tuviéramos la tecnología del universo al alcance de nuestras manos, si tan solo sobrevivieran todas las criaturas que han existido sobre el planeta tierra, ese, ¡¿seria el planeta perfecto¡?...


En un planeta llamado olimpo ubicado en las lejanías de nuestro sol, habita la familia Van Hool.

Una noche el pequeño Máx un niño de 9 años, salio a tomar lo equivalente a aire fresco en nuestro planeta. La noche era perfecta, las 13 lunas brillaban con todo su esplendor.

De pronto se acerco un anciano hombre y le pidió asilo en su casa, por supuesto que Maximiliano no le daría asilo – lo siento señor pero no soy quien para darle el pase a mi casa- el anciano hizo una mala cara y se marcho blasfemando entre dientes.

El pequeño les comento esto a sus padres, al principio se quedaron atónitos al parecer sin razón alguna. Le dijeron que no volviera a hablar con aquel hombre debido a que era de mal augurio platicar con ancianos en aquel planeta.

En este planeta debido a que la gran mayoría de las personas morían a la edad de 65 años. Aquellos que pasaran de esa edad se les echaba fuera de la familia y de la población, por considerárseles inútiles e indefensos además de presagiar malas aventurazas.

A la semana siguiente Máx regresaba de la escuela cuando vio venir al anciano, el no tenia problemas de saludarlo pero recordó lo que sus padres le habían dicho así que doblo a la derecha en la esquina anterior a su casa, Máx volteaba para ver donde se había quedado el hombre, pero en su descuido fue a toparse con el anciano del cual huía.

Esta vez el hombre le dijo – mira pequeño se que te han dicho de la mala suerte, pero yo te juro que no es verdad-
El niño vio que el anciano derramaba unas lagrimas, así que se compadeció de el y le prometió que le llevaría un poco de comida para que no pasara hambres.

Esa tarde el niño, pidió permiso de salir a jugar a la casa de un amigo y se llevo un sartén repleto de comida. Encontró aquel anciano hurgando en un tambo de basura – ¡señor!, ¡señor! Ya no necesita vaciar los botes, le he traído papilla como para seis días- el anciano dejo de revolver el basurero y vio al pequeño, Máx corrió hacia el señor, apenas y podía con el sartén, pero su cara dibujaba una gran sonrisa –gracias, gracias Máx, eres un gran niño- de los ojos de aquel hombre comenzaron a brotar lagrimas de alegría, hacia ya mucho tiempo que alguien le servia con gusto. A partir de entonces nació una gran amistad entre el niño y el anciano.


Un día la mama de Máx se percato de que faltaban alimentos en el refrigerador. Primero pensó que su hijo estaba comiendo mucho, por lo que le presto mas atención, al darse cuenta que comía lo mismo, lo comenzó a observar sin que este se diera cuenta. Ese mismo día Máx. Se disponía a partir a su escuela, pero le pregunto primero a su mama que por que los ancianos tenían que estar alejados de las persona jóvenes, esto era algo que en realidad la mama nunca había comprendido, pero supo contestarle, diciéndole
-Mira Máx, los ancianos son personas dañinas para los habitantes de olimpo ya que trasmiten mas enfermedades además son inútiles- El niño exclamo – inútiles, creo que no, ¿por que mejor no hacen algunas de las tareas sencillas de los robots?- el se enojo y se marcho sin decir mas.


Días después la mama de Máx lo había seguido lo suficiente y ya sabía a donde iba a parar la comida faltante, un día mientras Máx dormía ella salio a hablar con aquel hombre – ¡oye! Disculpa padre, se que no debería pedirte esto, pero a mi hijo no le hace bien estar en contacto contigo, creo que lo mejor seria que te marcharas y regresaras a la tierra de los ancianos- el abuelo de Máx sabia que no debería estar allí, pero el había tenido la dicha de conocer a su nieto desde muy pequeño y lo que mas deseaba en el olimpo era estar al lado suyo, por eso le suplico a su hija que lo dejara seguir ahí, que no le molestaría, que tan solo no llamara a la patrulla.
-claro que no padre, sabes que estas cometiendo un delito al seguir en este lugar, ¡si no te marchas hoy, le llamare a la patrulla! - la mujer había sido muy cruel con aquel pobre hombre.

Máx se comenzó a poner melancólico, habían pasado varios meses sin que viera a aquel hombre, su mama ya le había dicho de quien se trataba y esto lo hacia entristecerse aun mas. Una mañana apareció en la tele acerca de una protesta de ancianos, que se había realizado cerca de ahí, el conductor del noticiero daba una noticia con gran alegría – se ha anunciado la destitución del antiguo 72º decreto; acerca de las personas ancianas; el cual estipulaba que cualquier persona mayor de 65 años deberá de abandonar la vida laboral, familiar y social por motivos de buena suerte, además de ser exiliado a las lejanías de la población.

Esta noticia lleno de alegría a Maximiliano tanto como a su madre, justo en ese momento vieron que el abuelo venia hacia su casa, ambos salieron a darle la bienvenida. La madre de Máx le pedía disculpas mientras el reía y lloraba al mismo tiempo.

Esta era una nueva era, donde los robots no acapararían todas las actividades y las personas mayores seguirían en contacto con su familia y además tendrían el gusto de sentirse útiles.




Fin.

Texto agregado el 08-10-2007, y leído por 245 visitantes. (2 votos)


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