eliminado de todos los recuerdos, de todas las memorias, de todos los álbumes de fotos... Sentado en un cómodo sofá español, pensando en cuando podía pensar en que algún día al fin la paz entraría en mi cuarto... mientras el resto seguí en los mismos círculos desiertos de repeticiones y lateralidades...
Y todos ellos, que dijeron, que pensaron, que asintieron, que yo para siempre, que yo desde el más allá guiaría, que yo el que estaba destinado a ser recordado... Ahora, soy parte del olvido.
Me siento en un rincón de mi caos, observo la forma concreta de mi desinterés, delineo con la metafísica lo que sigue ocurriendo en ese pueblo donde dicen y cuentan que he muerto... Y todo sigue igual, incluso para los otros, para esos que me han exterminado de sus vidas, y me han remplazado por alguna nueva teoría del dolor eterno...
El olvido, para los que no perdonamos nada, es una ventaja demasiado clara...
Salud, besos a los niños que vendrán, misericordia a la oscuridad que me deja guardado en esos altos y carentes de luz desvanes, donde la memoria, me tiene apartado, al acecho de lo que vendrá...
Y cuando me vean andar de nuevo esas calles, sus pieles, ¿volverán a sentir el pánico de estar viendo un fantasma?
Exterminio... o la sensación del asceta que no tiene más cismas para vender al alma de nadie... |