Si te dijera que vi la cara de la muerte.
Vi su rostro ese día en que deje de ser
el indestructible hombre con mucha suerte,
que muy de repente me encontré en cama ajena.
Alejado de todo y todos con olores diferentes.
La vi llegar por mi lado de la suerte. Observarme
y marcharse por mi siniestra lentamente.
No tenía el rostro de calavera, más bien
Era un ángel de rostro sereno y larga cabellera.

Amada, amada mía mi dulce compañera
Ayúdame a encontrar esos verdes prados
y luminosos cielos azules que dicen que hay
más allá de este misterioso tránsito
Ahora ya no temo a la dulce muerte;
solo en el camino temo perderme
hacia ese lugar tan luminoso
lleno de frescor y tan verde.

Sé que me iré pronto hacia ese mundo
En donde no existe el pasado ni el futuro
Solo siempre, se vive el presente.
Buscaré un lugar en el bosque del olvido
donde se diluyen los deseos mas fuertes
para hacerme mi propio paraíso
rodeado de recuerdos de tantos viajes
y tomado formas diferentes.

Por eso y por todo el camino recorrido
ya no temo....Ya no temo a la muerte
Ella solo abre la puerta;
lo demás queda a mi suerte
Por eso te pido querida mía
Ayúdame a bien morir... Guíame en ese corto
tramo de escalones de frío mármol
y muéstrame la luz y el sendero
De ese ignoto mundo más allá de la muerte.

Nomade ...Enfrentar el designio de la muerte nos hace más fuerte