He visto esos paisajes grises teñidos de verdes opacos. También, he oido los cánticos de los pájaros cada madruga y cada anochecer. De vez, en cuando me preguntaba si aquello que percibía estaba alli o eran producto de ser víctimas de mi sordera hacia la vida.

Creía que aun se encontraba en Londres, aunque no fue así. Había regresado antes porque tenía asuntos fiancieros que resolver. No se atrevió a mirarme con los ojos tristes y desolados con que aquella tarde del martes lo había hecho.
Preferí volver a casa caminando a pie, aunque él me insistió en propiciarme un aventón. Desbordaba cortesia en cada acción. Dejaba escapar algo muy dulce en su habla.

Habia hecho referencias de mi a su familia. Fui objeto de interrogantes para aquel grupo. Él sonreía tal como lo recordaba, hermosamente.
Por mi parte me recogi en el abrigo de un árbol al que de niña amaba. Lo había visto crecer y había decidido que, cuando grande me subiría para sentir el aire que las aves aprecian en su vuelo.

Al regresar a casa sentí que la luz de la vela alumbraba poco y pensé que me desvanecia cuando su recuerdo se alejaba de mi. Decidí salir fuera de la casa temprano por la mañana.
Mi pelo se embebía de la brisa, pero aquello no impidió que continuara. Estaba decidida a huir; ahora que ya no estaba, que su familia me habia apartado de su espiritu y que él no podia dejar a un lado sus prejuicios.

No se qué sucedió realmente. Cuando creía haber perdido todo, apareció allí frente a mi. Comenzó a murmurar algo. Fue cuando escuchè el esbozo de su dialogo, logre comprender me obsequiaba su amor. Lo repetia sin cesar, aunque yo no oia.
No pude escuchar la primera, ni la segunda, sino en su vigésima primera vez el sonido de su voz manifestándome su afecto.
Yo no había sino quedado eclipsada en el instante en que mis ojos pesquisaron su figura a lo lejos. Se veia tan bello, su semblante fisico era el de un ángel; puro de principio a fin.
Cuánto lo amaba, Dios mio!

Hasta aquel entonces, la vida parecia haberse olvidado de mi, llevándose consigo la cuota mínima de amor con que cada ser en este mundo nace para dar y recibir; dejándome sendienta de él, inútil para seguir.
Era cierto que gozaba de habilidades para otras cosas de las cosas. Había sido premiada cada primavera. Se decia que los jardines más bellos del lugar eran los de mi hogar. Pasaba horas, dias, semanas enteras inmersa trabajando en ellos. Cuánto amaba sentir entre las yemas de mis dedos la tierra húmeda y recoger las hojas caidas!
Esos días era mejor no encontrarme. Parecía la mujer más sucia y descuidada. Mis cabellos se asemejaban a la comida que preparabamos para los caballos.

Un dia cuando recortaba ramas del árbol resbale sin darme cuenta. La vida quiso que cayera en sus brazos súbitamente. Así sería el modo en que entraría en su historia.
Todavía recuerdo cuánto se enfadó. Su traje se habia estropeado y machado. Ofrecí limpiárselo, pero se negó rotundamente. Luego, me miró fijamente y permaneció por un instante callado observándome.
Después me dijo que no podia resistir ver a una mujer sucia como estaba. Jamás habia tenido que presenciar cosa alguna.
Recuerdo que lo mire con decision y le dije que no estaba oligado a seguir viendome. Solo habia sido una circunstancia azarosa que nuestros cuerpos chocaran y que el camino todavia seguia debajo de sus pies, mal no le haria seguir.
Se enfado aun más exclamando que esos no eran modales de una señorita.
Conteste que tampoco lo era de un caballero decir que una dama estaba sucia.

Repentimanete se veia que en el cielo se aproximaba una tormenta y los pastisales en donde me encontraba estaban algo apartados de mi casa.
No paso mucho mas tiempo y el agua de la lluvia se hizo notar. Comenzo a mojar nuestros cuerpos. Peor fue porque se habia despertados un viento muy fuerte junto a ella.

Debo decir que se comporto como un caballero. Tomo mi brazo y me guio hasta llegaramos a un sitio más seguro al resguardo del temporal. Cuando llegamos aquel lugar nos aquietamos y nos inundo el silencio. Aunque yo estaba atónita, curiosa y debil. Algo distinto corria por mi cuerpo, algo que aun hoy se me dificulta explicar.
Era él, mirándome suavemente con sus "ojos tristes y desolados" en la tarde del martes. Algo decia con ellos aunque no decia nada.
Yo escuchaba en mi corazón "tantos años y yo sin encontrarte".

Asi nacio aquel amor, mi unico amor.
La lluvia fue cesando lentamente y cada uno siguio su camino de regreso.

...."No se qué sucedió realmente. Cuando creía haber perdido todo, apareció allí frente a mi. Comenzó a murmurar algo. Fue cuando escuchè el esbozo de su dialogo, logre comprender me obsequiaba su amor. Lo repetia sin cesar, aunque yo no oia.
No pude escuchar la primera, ni la segunda, sino en su vigésima primera vez el sonido de su voz manifestándome su afecto.
Yo no había sino quedado eclipsada en el instante en que mis ojos pesquisaron su figura a lo lejos. Se veia tan bello, su semblante fisico era el de un ángel; puro de principio a fin.
Cuánto lo amaba, Dios mio!"