Y es que son sus palabras,
tan frías,
tan frágiles,
tan silenciosas,
tan serias,
que dan a mi lamento,
sin piedad
un sabor
a muerte,
a fuego,
a noche,
a-mar,
otra vez.
Y es que es su mirada,
tan lejana,
tan esquiva,
tan directa
que me repunta
de punta a punta,
todo el tiempo,
cual puta
que el hombre
aun no entiende
la piel.
Y es que son sus manos,
tan bellas,
tan raras,
benditas,
humanas,
que mi piel
quiere todo el tiempo...
... que mis ojos buscan
afanosos,
inconsolables,
orgullosos
heridos,
a pesar del dedo
insolente,
Sediento,
acusador,
que me dice sin parar
perra,
perra,
perra.
Si, también soy eso,
no me apena decirlo,
Una puta triste,
Como dijo Giaconda Belli,
que siempre se enamora.
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