De las sombras, la vuestra es la más perfecta. De los venenos, tu sonrisa se me hace el más letal. De los cantares, sólo el recitar tu nombre me hace desfallecer. Por favor liberadme de esta agonía, ni siquiera espero una caricia; sólo que me permitas la dicha de segir el rastro de tu perfume.
Texto agregado el 04-10-2007, y leído por 197 visitantes. (3 votos)