Miles de tumbas se proyectaban por pasillos solitarios y descuidados.
Muchos habían muerto hace siglos y no había quien limpiara sus piedras, hasta el punto que crecía yerba y musgo donde antes aparecía la frase 'no te olvidaremos'.
Algunos nichos se distinguían porque eran de niños. Allí las frases te conmovían el alma. Sus juguetes polvorientos y sus fotos descoloridas te hacían pensar con pesar en que algunos se van demasiado pronto.
Seguí leyendo nombres y buscando sabiduría en las últimas palabras grabadas en mármol.
"A los muertos los mata el olvido". Cuán cierto al recorrer tanto sin encontrar más que gatos y palomas.
Mi corazón buscaba algo entre los miles de nombres. Era algo que intuía que estaba allí y que no quería aceptar.
Recordaba ese cielo entre árboles centenarios. Recordaba esas flores recién puestas. Recordaba esas lágrimas hasta que lo encontré: mi nombre figuraba en una de las lápidas.
No recuerdo nada más, sólo que quedé silencioso, sentado en la piedra a esperar.
Texto agregado el 03-10-2007, y leído por 261
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Lectores Opinan
23-05-2009
Muy buen texto, interesante trama , me encantó =D mis cariños dulce-quimera
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