TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / JuliusBonapart / La Melancolía del Presente

[C:314777]

Acostado allí a la orilla del rio, sonrío. Mientras el agua pasa entre mis dedos y el sol seca el barro al que esta no puede llegar, cierro los ojos. Siento el barro enfriarse; pegarse a mis brazos y dedos, me olvido. Me olvido de aquel título en aquella carpeta perdida no se donde, quizás en el fondo del propio rio. Estoy cansado. Todos me dicen que soy jóven, ¡que sea alegre! No sé, yo estoy cansado. Y ahora, ¿que me espera? Universidad, títulos vacuos, inseguridad, insatisfacción. Sonrío, pero no de felicidad. Siento melancolía; eso sí, no es una melancolía que encaje con esa definición draconiana que me enseñaron en la escuela. No sé como más llamar lo que siento. Melancolía del presente, eso es. No me quiero ir. Me retuerzo en el sol, juego con el barro, todo por no retornar pronto a casa. Como si cinco minutos más en esta orilla fueran a devolverme cinco años despilfarrados. ¡Despilfarrados! Esa palabra actua como una pequeña abeja acorralada que al tener nada que perder es tanto más peligrosa. Y tanto más hiriente. Niego con la cabeza, furioso. ¡No fue en vano un solo minuto! No pude haber hecho más, ni menos, ni de otra forma. No tengo arrepentimientos. Entonces, ¿qué siento? ¿quiero acaso regresar a tener dieciséis? ¿cátorce? No, no es eso tampoco. No sé lo que quiero, ¿acaso debería saberlo?


Salgo de un bar a las seis de la mañana, busco tanteando el camino a casa. Casa de mis padres. Mierda, aún vivo en casa de mis padres. Sin darme cuenta tambaleo dentro de lo que parece ser un teatro abandonado. La puerta esta rota, tablas de madera por doquier. Parpadeo repetidas veces al entrar, siento mis pupilas agrandarse, se adaptan a la falta de luz. Esta muy oscuro dentro. Paso a paso respiro ese aire de decadencia que traen estos viejos lugares, como a madera podrida y hierro oxidado. Reposo sobre una butaca desgastada, alzo la mirada a la pantalla gris. Aquel soy yo proyectado en la pantalla de cine, y tambien soy yo en la butaca. ¡Cómo hubiera agradecido que alguien me contara lo mala que era la película antes de comprar mi entrada! Eso es lo que me pasa por no leer la reseña; seguro hubiera disfrutado más de otra función. Me veo tambalear camino a casa. Me doy asco. Le pego un grito al proyeccionista: "¡Eh tú! ¡Sí, tú! ¡Él que proyecta este rollo de porquerías! Pasa de nuevo esa vez en el rio, pasa de nuevo ese último día de bachillerato, dale no te cuesta nada."


Camino descalzo por el rio. Tengo los patalones arremangados y los zapatos en la mochila acompañando todas esas fantasías de fín de año. Más tarde las botare al rio. Más tarde recogere nuevas en el camino, pero por ahora me contento con tenerlas en la mochila acompañando mis libros. Me acuerdo cuando esa mochila cargaba fantasías de primero de la ESO, luego de tercero, luego de Bachiller, y ahora va demasiado cargada y demasiado rota para llevar más. Fantasías de universidad no tienen cabida ya en mi. Vendere mi alma por una educación, lo sé, pero no por eso debo fingir que el hecho me alegre. El sol se esconde tras unas nubes pasajeras, ¿que diré sucedió con mi título? "¡Papa, se me cayó! ¡No sé como! ¡Habrá sido el viento! Por favor, no te enfades." Seguro no se enfadara. Será una molestía hacer todos los tramites para que me den otro, pero por ahora no existe ese futuro, por ahora solo esta el rio y yo. La luz de un sol que ha sabido escapar de entre nubes brilla fuerte y se refleja y se refracta mil veces contra el agua. Sonrío.


Casi dormido me siento despertar por una fuerte explosión. Siento un punzaso de dolor en el muslo izquierdo; al levantarme tan violantamente de la butaca me he clavado un fierro suelto. Vaya suerte la mia, vaya despiste idiota. No es nada, tan solo una explosión en la película. ¡Habrán puesto por fín una de vaqueros! Decepcionado busco otra butaca, me vuelvo a sentar. Me veo otra vez reflejado en la pantalla, ya no voy caminando por el rio. ¿Quién se cree este, cambiandome de escena así por así? Pensé que al menos un favor me podría hacer, pero no. Encima, al darme la vuelta para reclamarle, me percato que se ha ido. Otra explosión más y me veo temblando, rodillas contra el pecho en una especie de auto-abrazo. ¿Para que querrá que yo reviva los dos meses que pase en la guerra? ¿Es que aquí alguien esta imbecil ó algo? Subo a la cabina de proyección y montó la cinta que quiero ver. ¡Pobre del que vuelva a cambiarmela!


Corro como alma que lleva el viento. Me pesa la mochila, los pantalones mojados me joden, no me importa. Veo ondas de calor desprenderse del asfalto, siento la planta de mis pies desgarrarse, sonrío. El sol se siente inmisericordioso y así me gusta. No voy en dirección a casa, ni siquiera de vuelta al pueblo. No sé a donde me llevará el camino que estoy tomando, lo unico que sé es que voy rapido, que tengo el aire en la cara. Me tropiezo, mantengo el balance. Me tropiezo de nuevo, caigo riendo. Un camión pasa a mi lado a toda velocidad, allí sentado lo veo alejarse. ¡A toda velocidad señoras y señores! Atolondrado me levanto. Sin pensarlo continuo caminando por la carretera, viendo paso a paso como se extiende hasta perderse de mi vista. En realidad, eso es todo lo que hacemos todos. Caminamos en línea recta (y en líneas curvas tambien) hacía un horizonte que se pierde a la vista. No tiene sentido preguntarme donde estare en cinco años, lo hago igual. Mientras amueblo el apartamento de mi mente se cruzan frente a mi exactamente siete gallinas, un tanto suicidas corriendo así por la carretera sin mirar a ambos lados. De vez en cuando caminamos recto, de vez en cuando somos gallinas suicidas, tengo miedo. No quiero ver llegar nunca el horizonte que se escapa a mi vista, sigo caminando hacía el. Inseguridades y miedos aparte sé que lo que espero al otro lado de esa carretera nunca será lo que yo espero. Sé que la vida de "adulto" será siempre...


Salta la película y me veo más viejo. Mucho más viejo. El joven en la butaca no entiende lo que pasa, grita al proyeccionista, ya más por costumbre que por furia. Lo callan decenas de expectadores inesperados, no esta solo viendo su vida. No estoy solo viendo mi vida, pienso, dandome cuenta que el joven en la butaca soy yo. Pero, ¿y el viejo en la pantalla?


Un plato no me rompe la cara, pero vaya que lo intenta. Me grita una y otra vez esa mujer que vagamente recuerdo haber amado. Caigo hacia atrás, tengo la nariz rota. Otro plato, ó quizás el mismo; esta claro que este ha encontrado su victima. El agua fría despierta mis sentidos y recuerdo donde estoy, quién soy. Me acerco a besar aquella mujer despiadada, quiero hacer las paces. Me abraza, susurra que lo siente, le creo. Voy a dormir esa noche pensando en la hipoteca, en el colegio de los niños, en mi mujer que solo me toca con platos. Me despierto, me lavo, desayuno. En el trabajo veo mi reflejo en la ventana y noto la misma corbata que he tenido siempre, la misma oficina que he tenido siempre, a fín de mes, el mismo misero salarío que he tenido siempre. Regreso a casa y vuelvo a hacer esa serie de cosas que detesto. Escribo un cheque. Poco a poco voy pagando un préstamo que saque hace ya muchos años. Un préstamo que me concedieron con malicia, como sabiendo que era para una carrera que odiaba. Entro a la cocina denuevo, me abraza mi mujer. Esta cansada de tanto trabajar. Ha recogido ella a los niños, no sé que le ha sucedido en la oficina, colapsa en mis brazos. Le beso la mejilla y le vuelvo a perdonar por lo de la otra noche, que esta olvidado le digo, que no tiene de que estar celosa. Baja mi hijo, sonrío.


No entiendo nada, es decir, entiendo muy poco. Salgo del cinema aturdido, me duelen las pupilas, la luz repentina me hace daño. ¿Qué es memoria y que es premonición? ¿que tan borracho estaba? ¿quien carajos soy? ¡¿yo, cuando estuve en la guerra?! Me muevo entre los personajes matutinos, seguramente más perdidos que yo. Busco mi casa; la encuentro. Tengo en frente tres puertas: una de madera fina, una de metal y una de vidrio. Recuerdo ese cinema viejo, recuerdo esas memorias que no son mías, ese futuro que podría ó no ser el mio. ¡Qué se joda el sistema! A lo mucho me puede presentar solo determinadas puertas y darme ilusión de libre albedrío, no me asusta. El camino lo sigo yo y esa es la única seguridad que me podre llevar a la tumba, me saquen de una mansión ó de una choza cuando muera.

Texto agregado el 03-10-2007, y leído por 142 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-10-2007 mentira, es una caquita Aeropajita
03-10-2007 Me gustó esa dinámica. Esa voz de la conciencia, ese orden dentro del caos. Excelente!!! Aytana
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]