El retrato

No recuerdo quien me colgó en esta pared del rincón más oscuro de la sala. Debe haber sido mi nuera que es supersticiosa y alguien le habrá dicho que si no colgaba mi retrato quien sabe qué cosas le podrían pasar a la familia. Es casi seguro que quien la asustó fue mi mujer, que aguantó unos años más que yo, pero se fue sin dejar un retrato al olio firmado por autor desconocido.

En la tela me veo mucho más joven de lo que era cuando dije:!no va más ! Lo hicieron pintar mis hijos cuando cumplí los 80. Ellos creían que el artista eternizaría el aspecto de mis últimos años, pero yo les di la sorpresa de llegar a cumplir noventa y nueve. A esa edad me cansé de vivir; hacía más de diez años que me pasaba los días sentado en esta misma sala , tratando de entender el por qué de esta falla en la Creación. ¿No podía el hombre envejecer y morir sin asistir al deterioro de su cuerpo y de su mente? Tuve la suerte de sufrir sólo de un mortal aburrimiento, que no debía ser tan mortífero ya que no llegó a matarme.

El único que conseguía entretenerme era mi bisnieto Raulito, que cuando venía de visita, jugaba siempre a mi alrededor. Él imaginaba que yo era una estatua o un árbol y a veces venía a limpiarme las hojas y me arrancaba los pelos de la barba o jugaba a que él era un perro y ...ya saben.

Mi mente estaba bien pero los demás no lo sabían porque cansado de todo y de todos no me dignaba ni a hablar ni ponía atención en lo que me decían. Convencidos de que yo era una piedra o un árbol, me enteré de un montón de cosas que me llevé a la tumba, pero que aún recuerdo. No sé cómo sucedió, pero desde que me colgaron en la sala, sentí que me volvía el alma y el entendimiento.

Cuando el pintor mostró el cuadro terminado, todos dijeron que parecía que iba a hablar, de tanto que se me parecía y que el pintor había captado mi modo de ser, mi espíritu, en una palabra mi alma. Yo entonces no lo creí, pero ahora estoy pensando que tenían razón, porque ahora participo, desde la tela, en todo lo que sucede en casa con más atención que cuando estaba sentado en la sala como una estatua y Raulito jugaba a sacarme los pelos...