Último día de clase, último examen, último curso. Todos están concentrados, las cabezas bajas, los ojos fijos en el papel, ese examen, uno más pero para ellos el definitivo, el que les permitirá pasar a la universidad... o no.

Cristina y Carlos cada uno en una punta de la clase, los dos con el mismo gesto, enroscándose y desenroscándose la coleta en los dedos una y otra vez; Miguel tan despistado como siempre, menos mal que el día es gris y no le distraerá el vuelo de una mosca; Laura, tan seria, tan responsable ya parece más una universitaria que una estudiante de bachillerato; Javier, Rocío, Raul.... me gustan estos chicos, me han dado disgustos, nos hemos enfadado pero hemos pasado un buen año, con algunos se puede decir que hemos crecido juntos, en ellos es visible ese cambio de 3 ó 4 años, en mí no se nota tanto el paso del tiempo, al menos eso espero, pero pueden estar seguros de que me han aportando tanto a mí como yo a ellos.

Siempre me ha gustado esta época de exámenes finales, también cuando era yo la que estudiaba, la tensión reflejada en los rostros, ya no importa lo buenos o malos estudiantes que puedan ser, todos lo intentan por última vez, queman el último cartucho, van a por todas o tienen el miedo de fallar ahora, al final, creen que se lo juegan todo a una carta, si supieran... que no se juegan nada.

Ahora se irán, y vendrán otros Raules, otras Cristinas y otros Carlos, y volveré a enseñarles lo mismo, y otra vez me darán satisfacciones y disgustos pero nunca serán los mismos, siempre serán distintos porque las personas no se repiten, porque estos chicos embutidos en las mismas ropas siempre son diferentes entre si, cada uno con sus alegrías y sus tristezas, con su riqueza y sus defectos.

Y éste es el gran regalo de mi trabajo, el compartir tantas y tantas horas con estos chavales, ya hombres y mujeres de los que aprendo y con los que me divierto y que en un día como hoy, justo en este momento, última vez que los veré a todos reunidos y antes de sentarme a corregir sus exámenes me hacen olvidar, como ocurre cada curso, todos los malos ratos, que también los ha habido a lo largo de tantos meses, de tantos años .