| Mareas, vientos, nubes, tempestadesAdentrándose en los mares procelosos,
 Guadañas avarientas se envilecen
 Dando golpes, repartiendo su suerte
 Atrás quedan las playas con sus aguas tranquilas
 Los niños, las comadres, el fluir del verano
 Esas horas perdidas, esas tardes melifluas
 No se oyen ya sus risas, sólo se oyen los llantos.
 Allá, en la lejanía, están los barcos rotos
 
 Muy cerca de la arena ya llegan los retazos,
 Alguien en las orillas espera, desespera
 Risas de aquellos días convertidas en llanto.
 Quizás no sean ellos, quizás se han ido lejos,
 Últimas esperanzas que se van marchitando,
 Esperanzas baldías, esperanzas resecas
 Zigzagueando en el viento se marchan con el aire
 
 
 
 |