Antes de embriagarme en tus labios
Fueron tus ojos bañados en oro y carmín
Rebosando en seda
Aletargando un halo de esplendor
Coronado en céfiro almidonado
Como lluvia fresca de verano
Amaretto de efilia
Abrigado en tus brazos
De plata y cera
En piedras de ámbar
Susurrando un aroma cristalizado
De sabia de Nogal purificado
Un regalo plutónico
Hasta el último aliento de tu alma
Delicadas crisálidas de tu encanto
Como oro blanco
Remachado en cuero nonato
Alrededor del manto celeste
Expandido en toda su magnificencia
Encarnada en tu iris
Hecha de marfil oxidado
Tratando este insano estupor
Una alucinación áspera
De tu mirada edificante
Cautiva en las maravillas
De un aire ensoñozo
Aflorando al fin el pacto
Finalizando en tus labios
Profundos como mar ruborizado
En la cúspide de Jesucristo
Proyectado en crismas embalsamados
Alternando tormentas y claros
Haciéndose de altos y bajos
Crudo y tierno manzano
Flotando en la atmósfera del pecado
De inocentes verdes prados
Volviéndose para mirarlos
Una y otra vez
Eternamente
Por siempre y siempre
Atrapados en un solo deseo
El que creo perfecto
Creando algo encarnado
Después de los sueños despertados
Encandilados en tu presencia
Vivificante como ángeles
De lumbre gloriosa
Costosa tentación
Encaminando el ato de nada
Al sueño anhelado
Tan cerca de tocarlos
Tan cerca beberlos
Sentir el tiempo trastornado
Lejos del tierno pasado
Y continúo atrapado
Encarnado en brillantes joyas
Como tus ojos y tus labios
Ese marfil de carmín
Incrustado en delicada seda
Abriendo un segador esplendor
Almidonado verano de efilia en tus brazos
Texto agregado el 29-09-2007, y leído por 126
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