Divagando en mis recuerdos:
Vine a mi mente unas palabras que escuché, aun siendo muy niña.
Era un hombre campesino, trabajador del campo, en una de sus peleas matrimoniales, decía estas palabras a su mujer:
“Aunque me mates, aunque me corten en pedazos, aun así, te amo, y siempre, siempre te amaré, y hasta mi ultimo suspiro gritaré que, ¡nunca te traicioné!”
Era una expresión tan profunda que le salía del alma que, ¡me impresionó!
A pesar de mi escasa edad, pude captar ese sentimiento de amor, que expresaba aquel hombre, en su verbo coloquial. A mis oídos sonó como una poesía, la cual, me quedó grabada en el alma.
Hoy puedo constatar que, el amor verdadero que se lleva en nuestras venas, cuando estamos enamorados.
No se puede traicionar, no se pude vejar; no por respeto al ser que ames, no, sino que, al corazón, no se puede engañar.
Hoy siento el deseo de expresar este recuerdo que, he llevado por siempre junto a mi alma.
Cuando se ama, nuestro ser deja de pertenecernos para ser un solo ser; la piel, el oxigeno, y la sangre del ser que amas, se funde con la tuya.
Por más que luches, por más que haya tormentas, solo el amor lo recompensa.
No puedes escapar a la pasión, al deseo salvajemente incontrolado, de vivir para amarlo.
Mi amor: A ti: te repito las palabras de ese hombre al cual quise mucho…
Mi corazón me lo robaste el día que llegaste.
¿Cómo podría vivir sin él, cómo podría vivir sin ti?
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