SIN LLEGAR A LOS HUESOS

Su carne
me aleja de la locura.
Vaga hambriento
por las curvas inciertas
de mi piel,
conoce el miedo
que me convierte
en una fantasmal
caricatura,
por eso su mirada
me conduce
lenta y profundamente
por las calles de la pasión,
mordiendome el alma
sin llegar a los huesos;
un puñado de polvo brilla
en nuestra oscuridad,
las manzanas prohibidas
que escupe su corazón,
decoran los bordes
de esta condena
de distancias y exilios.
Y yo solo quiero sus labios,
recorriendo mi desierta ciudad
llena de ruinas,
quiero quedarme inmóvil,
perdiendo lentamente
pedazos de mi cuerpo,
que ahora descansaran
eternamente en su garganta.-