Después de mucho caminar en soledad,
tú y yo nos encontramos.
Mi cuerpo encontró tus manos,
tus labios mi cuello,
mis piernas tu espalda.
Encuentro, en carne, en cuerpo.
Lástima que nunca se encontraron nuestras almas.
Texto agregado el 27-09-2007, y leído por 89
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