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Poesía: el plan B
Juan Ramón Pérez

1er Foro universitario sobre Poesía Libre
Acarigua, 22 de Septiembre de 2007


“El Poeta es un embotellador de nubes”
Pitigirlli

Cualquier diccionario, palabras más palabras menos, define la poesía como: forma del discurso literario o artístico que se rige por una singular disposición rítmica y por una imbricada relación de equivalencia entre sonidos e imágenes. Sus estructuras funcionales, también conocidas como versos para oponerla a la definición de prosa, adoptan una particular disposición de acuerdo a su propia subgramática y unen la organización métrica a la disposición rítmica para constituirse en estructuras estrófica de acuerdo a la mayor o menor regularidad los apoyos acentuales.

Uno no puede menos que decir: qué definición tan fea para algo tan bonito como la poesía.

Samuel R. Levin, un estudioso de la lingüística y particularmente de la poesía, habla de “un casamiento o apareamiento particular de las palabras donde la forma se funde con su contenido para generar el efecto que produce la poesía”.

Pero ¿cuál es el efecto que produce la poesía?

Por mi profesión técnica, pero más por mi afición, estoy acostumbrado a desarmar cosas, así que siempre uso como llaverito una definición práctica y deslastrada de la poesía: la poesía es, sencillamente, la forma conmovedora de decir las cosas. Y como hay muchas definiciones o sinónimos de la palabra “conmovedora” , hay por supuesto muchas pero sobre todo particulares definiciones de la poesía.

Veamos. Probablemente cualquiera de las damas aquí presente ha recibido un piropo en la calle, casi siempre de calibre alto o simplemente del estilo “Adiós, mamita rica”. Esa es una forma de decirlo. La otra la extraemos de Nuestra Señora de las Nubes, obra teatral de Arístides Vargas, figura emblemática de la dramaturgia ecuatoriana: “Quiero ser el perro que arrastre tu trineo desde la insondable soledad del frío hasta el fuego de la pasión

Detector de Poetas

Se asocia generalmente el concepto de poesía a la belleza y al amor. Pero simplemente lo que se hace es comparar la similitud de los sentimientos que el amor y la poesía producen. El amor nos convierte en poetas.

En un estupendo libro del chileno Antonio Skármeta llamado “El Cartero de Neruda” hay un delicioso diálogo sobre el “detector de poetas” que tienen todas las madres. Mario Jiménez, un cartero de Isla Negra en Chile, está enamorado de Beatriz, una cantinera hermosísima. La madre, ya poseída de la sospecha, interroga a su hija en su habitación:

“-¿Y él qué hace?
-Es cartero
-¿Y a quien le lleva cartas?
-A Don Pablo
-¿Neruda?
-Si, Son amigos, pues.
-¿El te lo dijo?
-Yo los vi juntos. El otro día estuvieron en la hostería.
-¿De qué hablaban?
-De política.
-¡Ah, además es comunista!
-Mamá, Neruda va a ser el presidente de Chile.
-Mijita, si usted confunde la poesía con la política, segurito va a ser madre soltera. ¡Qué más te dijo?
-Metáforas
-Nunca te oí una palabra tan larga. ¿Qué metáforas te dijo?
-Me dijo... Me dijo que mi sonrisa se extiende como una mariposa en mi rostro.
-¿Y qué más?
-Bueno, cuando dijo eso yo me reí.
-¿Y entonces?
-Entonces dijo una cosa de mi risa. Dijo que mi risa era una rosa, una lanza que se desgrana, una aguja que estalla. Dijo que mi risa era una repentina ola de plata.
-¿Y qué hiciste entonces?
-Me quedé callada.
-¿Y él qué más te hizo?
-¿Qué más me hizo?
-¡Qué más te hizo! Porque su cartero además de boca ha de tener manos.
-No me tocó en ningún momento. Dijo que estaba feliz de estar junto a una joven pura, como a la orilla de un océano blanco.
-¿Y tú?
-Yo me quedé callada, pensando
-¿Y él?
-Me dijo que le gustaba cuando estaba callada porque estaba como ausente,
-¿Y tú?
-Yo lo miré
-¿Y él?
-El me miró también. Después dejó de mirarme a los ojos y se estuvo un rato mirándome el pelo, sin decir nada, como si estuviera pensando. Y entonces me dijo: “me falta tiempo para celebrar cada uno de tus cabellos, uno por uno debo contarlos y alabarlos”
-Mijita, no me cuentes más. Estamos frente a un caso muy peligroso. Todos los hombres que primero tocan con las palabras siempre llegan lejos con las manos.
-Qué van a tener de malo las palabras, mamá
-No hay peor droga que el bla-bla. Hace sentir a una mesonera de pueblo como a una princesa veneciana. Y después, cuando viene el momento de la verdad, la vuelta a la realidad, te das cuenta de que las palabras son un cheque sin fondo. ¡Prefiero mil veces que un borracho te toque el culo en el bar, a que te digan que una sonrisa tuya vuela más alto que una mariposa.
- ¡Mamá!
- Y acuérdese que yo leía a Neruda mucho antes que usted. No sabré yo que cuando los hombres se calientan hasta el hígado se les pone poético”


Dice Alex Grijelmo en su libro “La Seducción de las Palabras”:

“Las palabras tienen, pues, un poder oculto porque evocan, Su historia forma parte de su significado pero queda a menudo escondida para la inteligencia. Y por eso seducen. Y esa capacidad de seducción no reside en su función gramatical, ni en el significado que se aprecia a simple vista, a simple oído, más bien en el valor latente de su sonido y de su historia, la relación que establece cada término con otros vocablos, la evolución que haya experimentado en su larguísima existencia, o en el vacío o falsedad de su corta vida (...) Toda palabra es previa a sí misma, existía antes de su pronunciación, y en eso reside su poder”

Deslastrando

Pero, sospechas maternas aparte, la poesía no es solo amor o belleza. Existieron y existirán los antipoetas, irreverencia por delante, tratando de desmantelar la belleza irónicamente con bellos versos. Dice Nicanor Parra:

“El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario”


También hubo y habrá los poetas malditos, Baudelaire, Rimbaud, Verlaine y Mallarmé, los que “se segregaron de la sociedad, huyeron de los honores, de los puestos oficiales y adquirieron aspectos de marginados sociales, conocieron la miseria, las enfermedades y el abandono y reaccionaron contra los poetas románticos”. Y podría agregarse, tuvieron vidas escandalosas.

"Antes, si mal no recuerdo”, escribió Arthur Rimbaud en Una Temporada en el Infierno, una especie de grito de batalla, “mi vida era un festín donde se abrían todos los corazones, donde todos los vinos corrían. Una noche, me senté a la Belleza en las rodillas. Y la hallé amarga. Y la insulté.”

Pero citemos a otro, a Charles Bukowski, un alemán de nacimiento que vivió toda su vida en ciudad de Los Ángeles, que murió tragado por la soledad, el alcohol y la propia pacatería de una ciudad que por mucho tiempo lo negó porque, como muchas otras ciudades y sociedades, asociaba la palabra poeta con algo elegante y bello. “He llevado una vida extraña y confusa”, escribió, “de total y espantosa servidumbre, en su mayor parte. Pero creo que la diferencia estaba en la manera en que me abría paso entre la mierda

CONFESIÓN

Esperando la muerte
Como un gato
Que va a saltar sobre
La cama

Me da tanta pena
Mi mujer
Ella verá este
Cuerpo
Blanco
Rígido
Lo zarandeará una vez y luego
Quizás
Otra:
-“!Hank!”
Hank no
Responderá.
No es mi muerte lo que
Me preocupa, es mi mujer
Que se quedará con este
Montón de
Nada.

Quiero que
Sepa
Sin embargo
Que todas las noches
Que he dormido a su lado

Incluso las discusiones
Más inútiles
Siempre fueron
Algo espléndido

Y esas difíciles
Palabras
Que siempre temí
Decir
Pueden decirse
Ahora:

Te amo.



Podríamos citar muchos más. Unos genuinos y otros impostores. Llámese como se llame: antipoetas, malditos, irreverentes, el poeta aunque quiera no puede escapar de la poesía.

Un Propósito

Por mucho tiempo, la rima, el ritmo y la métrica definieron a la poesía. Pero los poetas, casi todos adelantados a su tiempo, puntas de lanzas de la humanidad, han ido deslastrándose de cada uno de estos componentes. Y es que la poesía también tiene un propósito.

Por mucho tiempo la poesía fue un arte de minoría. Al romperse la camisa de fuerza de la métrica y luego la de la rima el verso adquiere soltura y desenvolvimiento. Esta abolición hizo que la poesía tomara la calle.

De los componentes enunciados arriba, hoy día solamente el ritmo marca el quehacer poético y está en el poeta insuflarle ritmo a su propósito para que el poema sobreviva.

La poesía es el género más difícil de todos. El poeta aún cuando trabaja con las mismas palabras de un novelista tiene un universo más reducido su vocabulario es más pequeño.

Y perdónenme que concluya citándome a mí mismo. Este poema lo escribí para un cumpleaños de mi esposa en una de esas situaciones en que no se tiene más que la palabra y una esperanza.


Te regalo un amanecer,
y un pedazo de ventana
por donde mirar la vida.

Te regalo esta sonrisa.
Te regalo mi cercanía,
mi presencia cotidiana.

Te regalo la certeza de encontrarme.

Te regalo mi mirada favorita,
y esta otra ya gastada
con la que enfrento el día;
además esta otra,
la de las esperanzas
y también esta,
la de las promesas por cumplir.

Te regalo esta existencia,
con sus alegrías y costumbres
con sus días tristes y alegres.

Te regalo el sopor de la rutina
y la algarabía de la sorpresa,
mis ronquidos de la noche
o el insomnio que vela tu sueño,
el gesto sorpresivo,
la complicidad del café,
y mis fugaces impaciencias
que buscan descifrar
tus enigmas.

Te regalo
mi silencio de las tardes,
el abrazo
y el beso sorpresivos.

Te regalo estos labios hechizados
que sin abrirse pronuncian tu nombre.

Te regalo estas manos
que se saben de memoria
todos los caminos de tu cuerpo,
que a veces están vacías
y que garabatean estas letras.

Te regalo este ovillo
taciturno de palabras
y un frágil cordel descosido
para amarrar este corazón
que desde hace tiempo es tuyo
.


Según ella, amor mediante, uno de los mejores regalos que ha recibido y eso me hace muy feliz y al final eso es lo que realmente importa.
Por eso, cada vez me convenzo más de que la poesía siempre será el plan B de la expresión, sencillamente, la forma conmovedora de decir las cosas.

Juan Ramón Pérez

Texto agregado el 27-09-2007, y leído por 746 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
21-02-2012 Otro texto impecable, que agradezco de todo corazón. Tan didáctico tu planB, quiza algún día aprenda a escribir, ese seria un sueño fantástico.´Pero bueno, ahora tengo la dicha de poder leer a grandes de verdad. shosha
10-08-2009 amo el plan B!!!! la-chika-del-espejo
22-12-2007 Cuando digo "publicado", me refiero exclusivamente a esta página. De este trabajo me hablaste en un correo, y algún poema me mostraste. No dejes de publicar aquí, levantas el listón a la página, Juan Ramón. maravillas
22-12-2007 No sabía que habías publicado y sobre la Poesía nada menos. Pues qué decirte, Juan Ramón, un placer como siempre leerte y saber que sigues aquí, conmoviéndonos y admirándonos a todos. Un fuerte abrazo y FELIZ NAVIDAD. maravillas
27-09-2007 Me encanta, tienes razón sobre el Plan B. katya
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