Esta noche de gatos agazapados, de caricias atolondradas o de misterio en la palma de la mano, perfectamente podría escribir lo siguiente:

"Tengo mi corazón andante
Listo para el desvelo
Aniquilar la distancia tajante
Sortear el capricho del suelo"

Pero, en lugar de eso, prefiero escribir:

"¿Dónde está la métrica y su puerta?
Para vomitar mi rabia, mi mierda
¿Porque siempre ir donde siempre voy?
¿Porque tratar de ser lo que no soy?

Ya no estoy atrapado por la métrica, es tan fácil embotellarla y acaparar su nimia disciplina, su anticuado rigor, que simplemente prefiero añadir que:

" No dejaré las cosas claras
Sólo escribiré cosas sin sentido
No quiero ver tu cara
Ahora que he partido"

O mejor:

"Basta de melodía
Cursilería de adagio
Mejor acabar el día
Con su oscuro presagio"

Desescribir lo escrito, empuñar la espada de la Nueva Poesía, esperar la noche para vislumbrar un amanecer diferente a los anteriores, donde caminemos en las estrellas y miremos arriba para embelesarnos con la cólera de lo subterráneo.