Ella duerme, yo la observo
el silencio de la noche nos envuelve
cobijándonos como un manto bordado
de estrellas
mis dedos van dibujando prados
mares
soles
y besos
sobre su frente
dejando entre sus cabellos
hojas secas, como vestigios de un sueño...
ella duerme, yo la observo
y al hacerlo me tiembla el mundo
que llevo dentro...
pero súbitas hordas de ángeles negros
surgen desde mis cicatrices
para recordarme
que nada es eterno
y entonces, como uno más de ellos,
ante Dios me rebelo...
Texto agregado el 23-03-2004, y leído por 356
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