Esta persona que me devuelve la mirada en el espejo es a simple vista de baja estatura, cabello corto, ojos color caramelo, piernas cortas (una de ellas presumiendo un lunar) y cejas pobladas, que mantienen una forma plantada en alguna peluquería.
Esta persona soy yo. No dejo de mirarme nunca a los ojos, porque sé que no tengo nada que esconderme, y me siento orgullosa de ello. Es por eso que nace mi fobia a los espejos. Temo por mis secretos, los cuido. No puedo ver a alguien de pie frente a mi con esa mirada atrevida, como diciendo "yo lo sé todo. A mi no me puedes ocultar nada." Y pensar que es solo eso, un reflejo...