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Me despierto de ese sueño que no consigo conciliar, encerrado en ese cubo atiborrado de tinieblas y de gases penetrantes. Ese disfraz que me acompaño a lo largo de los años esta siendo devorado por las larvas que como esbirros de la muerte con sus hocicos diminutos consumen poco a poco la carne putrefacta. ¡Que lastima! ver como aquello se va desintegrando, tanta delicadeza, tanta vanidad perdida en unas horas, tantas horas invertidas en la formación de una materia que se desmorona en un instante, esa evolución de carne a polvo termina provocándome un suspiro de ese aire que ya no puedo asimilar. Atravieso sin problemas varios metros de arena humedecida y lodo seco que no consiguen ensuciar mi esencia, miro nuevamente la fecha de mi muerte y con nostalgia observo grabada en una lapida de mármol enmohecido, la dedicatoria: Nunca morirás porque siempre estarás en mi corazón. Aunque juramos que solo la muerte nos separaría, hoy reviro esa mentira y te juro que ni tu muerte ni la mía, acallaran nuestra osadía de fundir tu alma con la mía, ni a lo largo de los años ni en la efimeridad de una eternidad. Tú esposa, tu siempre amada niña.
No se. Puede ser que ese amor es el que me condena a permanecer como esencia en este mundo de materia, donde el tiempo golpea la vida con cada minuto deformando su apariencia. Donde todos hablan como metralleta y no pueden escuchar mis gritos de silencio, cuando les exijo que disfruten el momento que les queda, ese suspiro que les pasa como un naufragio lentísimo en donde solo los sabios y los enfermos moribundos pueden visualizar su destino.
Me aleje del panteón, ese que en vida me provocaba terror y ahora era mi guarida, para ir en busca de mi alma gemela y probablemente también de ese sendero luminoso que me aseguraron en el catecismo encontraría al final de mis días. Me conduzco por las calles y avenidas como pluma de canario arrastrada por el viento, viendo pasar animales nocturnos y uno que otro indigente con apariencia más muerta que la mía. Me dirijo hasta la casa que hasta hace unas semanas nombraba como hogar, atravieso la pared pues ya no es necesario entrar por la puerta. Escucho la voz de mi amada como si platicara con alguien. Llorando trata de conversar conmigo por medio de una fotografía, mientras yo le pido perdón por no haber llegado antes, me justifico diciéndole que en esta otra dimensión el tiempo no existe, pero prometo que para la otra, aunque no exista lo inventare para poder llegar a tiempo a nuestra cita nunca pactada. Es inútil, no me escucha, ella hace preguntas y yo se las contesto pero le es imposible captar el sonido de mi alma, aunque no es necesario, ella me conoce tan bien que sabe mi respuesta a cada uno de sus cuestionamientos. Después ya no hace preguntas sino afirmaciones: --yo se que estas aquí conmigo, se que me amas y anhelas como yo, convivir en una misma dimensión.-- Claro que lo anhelo pero todo a su tiempo, conteste. --Se que por ese amor tan grande que sientes me perdonaras por lo que voy a hacer.-- De pronto buscó entre mis cosas para encontrar esa pistola que no logré sacar para defenderme el día del robo. La empuño y se la puso en la cabeza. ¡No lo hagas mi amor! Se lo dije con deprecación, Tu vida no puede terminar, no así, no ahora, no por mí. Todo fue inútil, la bala que debió matar a ladrón que me quito la vida, atravesó su cráneo, desprendiendo el alma de su cuerpo, tras dos minutos de agonía pude ver como su esencia se dividía de ese cuerpo ahora inerte. No lo puedo negar, a pesar de la tragedia sentía emoción de coincidir nuevamente con ella en una misma dimensión.
--Mi amor aquí estoy, ahora puedo verte, por fin puedo sentirte,-- ¿¡Pero porque lo hiciste!? Si tenías tanta vida por delante. --Pero esa vida no era vida, estaba mas muerta que tu, atrapada en ese cuerpo que no me dejaba verte, que no me permitía abrazarte y que me prohibía sentirte. Desde el día de la tragedia veía como el dolor de tu partida consumía mi alma con la velocidad que el fuego consume el oxigeno que le rodea. Pero ahora puedo estar contigo, ya no importa nada mas, seremos uno para siempre, mientras dure la eternidad--.
Apenas termino de decirme esas palabras cuando un sonido estremecedor proveniente de lo alto hizo sacudir la tierra. De las nubes que cubrían la luna llena se disparo un rayo de luz que iluminó tan solo a ella, al instante quedo como hipnotizada y sin mirarme ni despedirse se dirigió hasta el punto de donde nacía la luz incandescente, nuevamente no escuchaba lo que le decía, no escuchaba mis suplicios para que se quedara, poco a poco vi como se desvanecía junto con la luz. Nuevamente regresaron las tiniebla, ya no había nada, solo ese cuerpo ensangrentado que yacía en el piso. ¿Cómo llorar? si ya no había lagrimas, ¿Cómo suicidarme? si ya estaba muerto. ¿Cómo reclamarle su impudicia de dejarse llevar por una luz? echando a un lado el juramento que pactamos más que con sangre, con el espíritu. Pero que cosas digo, no puedo ser tan egoísta, tal vez ella se ha ido al cielo para disfrutar de una verdadera vida y yo tenga que pagar sus pecados y los míos en este purgatorio, pagar por haber incumplido con el primer mandamiento, amando a una creatura mas que a Dios.
Ahora no me queda más que regresar a esa tumba para cumplir con mi sentencia, encerrado allí en el subterráneo, donde la muerte azota los cuerpos con su látigo de sombras, donde la espera hace que la soledad se petrifique, esperando que algún día el sendero luminoso se ilumine para mí.
R.I.P.

Texto agregado el 25-09-2007, y leído por 382 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
25-01-2008 Esto de la muerte es siempre un experimento interesante. Solo una cosita, si tu historia está basada en el concepto cristiano de la muerte, no existe razón para que la mujer ascienda al paraíso, ya que cualquier cristiano te diría que los suicidas van derechito al chimbolero. También por ahí hay unas cuantas faltas ortográficas que podrías revisar. Me gustó que no caíste en la cursilería de que los dos personajes terminaran sus días juntos, esos finales amargos son siempre buenos, tal vez hubiera sido más dramático que la mujer fuera enviada al infierno y el hombre ascendiera al paraíso, no sé, es una sugerencia. marBin
04-10-2007 Buena narrativa y muy buena historia. Me gustó Sofiama
03-10-2007 sabes no acostumbro a opinar, pero esta vez al leer tu escrito me pase todo el rollo que en estas lineas describes.. y me gusto mucho. tienes pasta para esta cosa.. !! saludos aronda
03-10-2007 Sin duda un gran trabajo, excelente trabajo, emocionante.Un saludo y te felicito.***** Raiandoelsol
29-09-2007 Me emociono mucho.Te felicito es hermo!! saludos!!!!!***** carlita_simona
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